¿Qué es la urbanidad? De la urbanidad y el decoro.

Las leyes de la moral imponen al hombre que vive en sociedad, la obligación de ser prudente, discreto, circunspecto, indulgente.

Manual de la Urbanidad y el Decoro.

 

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¿Qué es la urbanidad?

La Urbanidad, dice Duclos, es la expresión y la imitación de las virtudes soc iales. El espíritu de la Urbanidad, según La-Bruyére, consiste en cierta atención y buen modo en las palabras y modales, por cuyo medio se logra que los demás estén satisfechos de nosotros y de sí mismos.

Las leyes de la moral imponen al hombre que vive en sociedad, la obligación de ser prudente, discreto, circunspecto, indulgente para con las imperfecciones y aun los defectos de los demás, severo para con sus propias debilidades, respetuoso y atento con los superiores, bondadoso y afable con los inferiores, dispuesto siempre a mostrar agrado y estimación a los iguales. Si tiene la dicha de reunir a estas bellas cualidades un delicado juicio para ser tan enemigo de la falsedad como de la insolencia; si posee el arte de distribuir los beneficios con tino y discernimiento; si sabe hablar, callar y obrar oportunamente, se apetecerá su compañía, se le hallarán a cada momento nuevas gracias, y será el objeto preferido de todos.

"El hombre urbano de elevada clase se despoja del fausto que suele acompañar a la dignidad y a la grandeza"

El verdadero urbano nos proporciona inmediatamente la comodidad. Con él no hay sujeción ni embarazo. Si no se aceptan sus ofertas, no se agravia por esto, ni nos obliga a aceptarlas con sequedad. Se puede sin inconveniente ser de un dictamen opuesto al suyo y obrar con toda libertad y franqueza.

El hombre urbano de elevada clase se despoja del fausto que suele acompañar a la dignidad y a la grandeza, permite que el inferior hable y proceda sin timidez, le ayuda a producirse, interpreta favorablemente las ambigüedades hijas de la falta de instrucción y de mundo, fija él mismo los límites del respeto, y hasta disimula la irreverencia cuando no precede de mala intención.

En el hombre atento y urbano la conversación, los modales, el modo de vivir, todo indica una cortesanía no tanto adquirida con el trato y comercio de los hombres, como nacida de su buen corazón y del deseo de hacer bien.

La aspereza o si quiere, el orgullo se encuentra solamente en los hombres de mérito limitado; amigos, por lo mismo, de aprovechar todas las pequeñeces y recursos de una vana ostentación.

Un hombre grande, un héroe es regularmente sencillo y humano. Cuanto más se aproxima a la grandeza, menos uso hace del arte y de la afectación.

Un talento distinguido ilustra al hombre, dice Chesterfield; un brillante mérito le hace respetar; un profundo saber le adquiere admiradores; solo la Urbanidad le procura el afecto y el cariño .