Viajar en avión. Etiqueta en los viajes transoceánicos
En todos los viajes hay que mantener unas mínimas normas de comportamiento, pero en los viajes largos, además de un comportamiento adecuado hay que tener en cuenta ciertos consejos, sobre todo, para no perjudicar a su salud y llegar a su destino en óptimas condiciones
Atravesar varios husos horarios. El jet lag
Cómo evitar o reducir los efectos del jet lag
El jet lag, es un desajuste o desequilibro temporal de algunas funciones del cuerpo que regulan el 'reloj' interno de una persona y que tienen que ver con los períodos de la vigilia y el sueño. Al jet lag también se le conoce con nombres tales como: síndrome de los husos horarios, síndrome del cambio de zona horaria, desajuste o descompensación horaria, síndrome transoceánico, etcétera.
El uso del avión, actualmente, está llegando cada día a más gente por el abaratamiento de sus costes -más y mejores aeronaves-. Esta accesibilidad hace que un mayor número de personas haga con mayor frecuencia vuelos nacionales e internacionales. La disponibilidad de una mayor cantidad de aeropuertos en pequeñas poblaciones, cosa que antes quedaba reservada a las grandes urbes, también facilita que el avión se haya convertido en un medio de transporte mayoritario. No podemos olvidarnos que el avión es el medio de transporte más rápido que existe para cubrir grandes distancias.
Normas de etiqueta para un vuelo transoceánico
En cualquier viaje hay que tener unas mínimas normas de educación y comportamiento, pero en los viajes largos, además de un comportamiento adecuado hay que tener en cuenta ciertos consejos, sobre todo, para no perjudicar a su salud y llegar a su destino en óptimas condiciones.
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Casi todos estos consejos, son fruto de la experiencia adquirida en los vuelos transoceánicos por los pasajeros de diversos vuelos.
1. Elegir un asiento lo más cómodo posible dentro de nuestras posibilidades (la diferencia de coste de una clase a otra puede ser un factor bastante determinante). No es lo mismo hacer un viaje muy largo en un sitio estrecho donde apenas podemos mover las piernas, que hacerlo en un amplio asiento, en el que podemos ir, incluso, recostados o tumbados.
2. Levantarse y estirar la piernas. Debemos levantarnos con todo el cuidado del mundo para no molestar a nuestros compañeros de asiento, cada dos horas, aproximadamente, para "mover" un poco las piernas y el cuerpo en general. Eso produce un ligero desentumecimiento de los músculos y evita, en buena medida, que lleguemos a nuestro destino con una sensación de agotamiento.
3. No alterar de "forma artificial" los ciclos del sueño. Debemos dormir tal y como lo hacemos de forma habitual, y ya nos adaptaremos poco a poco al nuevo horario. Si queremos podemos echar pequeñas "siestas" a lo largo del vuelo, para no llegar muy cansados, y adaptarnos mejor al nuevo horario. No es recomendable tomar ningún tipo de medicamento por nuestra cuenta, salvo que sea por prescripción facultativa.
4. No es bueno tomar comidas pesadas, bebidas alcohólicas o estimulantes, salvo en cantidades muy moderadas. Es mejor tomar cosas ligeras, que no hagan "trabajar" demasiado al cuerpo.
5. Procuremos tener un poco de oscuridad para dormir. Si es posible, es mejor utilizar un antifaz o unas gafas muy oscuras para conciliar mejor el sueño. La luz, y el estímulo que ésta produce, ayudan a conciliar peor el sueño. Un poco de oscuridad ayuda siempre a tener mejor descanso.
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6. Evitar ruidos. No es bueno acostarse con los auriculares o cascos puestos, salvo que escuchemos una música relajante. Los auriculares con la música muy alta, estridente o con los propios sonidos de una película, no son una buena ayuda para conciliar el sueño.
7. Buscar un entretenimiento como leer, rellenar algún tipo de pasatiempo, utilizar una consola portátil o un ordenador (si está permitido en el avión), y cualquier otra actividad que pueda distraernos un poco la atención. No hay que obsesionarse con dormir a toda costa.
8. Charlar con algún compañero de viaje. Un buen consejo es conversar, bien con los amigos o familiares que nos acompañan o bien con otras personas que conozcamos en el avión. Si entablamos una conversación debemos hacerlo de forma prudente, con un tono de voz adecuado y un volumen moderado. No hace falta que todo el avión se entere de lo que estamos hablando.
9. Si tenemos el sueño ligero o queremos descansar sin interrupciones, podemos indicar a la azafata que no nos molesten para ofrecernos sus servicios, como el de comidas, aperitivos, ventas de productos, etcétera.
10. En casos especiales, como problemas de salud, por ejemplo, se debe consultar con el médico antes de emprender un viaje de estas características. En el caso de otros problemas o incidencias menores, podemos pedir algún consejo al propio personal del avión que están preparados y acostumbrados a resolver muchas incidencias.
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Los viajes transoceánicos o los viajes en los que se recorre una gran distancia deben ser bien planificados atendiendo a las características particulares de cada persona en relación a su edad, estado de salud... así como a la época del año, lugar de destino, duración, etcétera.