Protocolo viajes. Viajar en barco. Convivencia a bordo y buen comportamiento en todas las instalaciones del barco
Los viajes turísticos en barco, y en especial los cruceros, son las formas más habituales de viajar en barco
Los viajes en barco y su etiqueta
Buenos modales surcando el mar
Como en el caso de los viajes en avión, los viajes en barco y los cruceros han experimentado un gran crecimiento debido a una mayor oferta de plazas y unos precios mucho más asequibles que hace años. Salvo para el transporte de grandes volúmenes de mercancías, los barcos han quedado como meros transportes turísticos y de vacaciones, pero no como medios de transporte -como un avión o un tren- debido a su 'lentitud'.
Antes de embarcar: los preparativos previos a subir a bordo
Al hacer la maleta debemos tener en cuenta si vamos a participar en ciertas actividades más 'formales' del crucero o vamos de relax total a pasarnos el día entero en la piscina y en la cubierta tomando el sol. La ropa que vamos a elegir depende de nuestro 'plan' de vacaciones.
Puntualidad. Es importante saber a qué hora y en qué muelle vamos a embarcar para no 'quedarnos en tierra'. Como nos podemos imaginar, cientos de pasajeros no pueden esperar por personas que son impuntuales.
Comienza el viaje. Preparados para navegar
Un crucero suele ser como una pequeña ciudad. Salvo que viajemos en un pequeño velero o yate, los cruceros son ciudades a pequeña escala. Tenemos comercios, restaurantes, espectáculos, salas de juego, peluquerías, etcétera, etcétera.
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Todos estos servicios le diferencian del resto de medios de transporte. Como mucho un tren tiene una cafetería, o durante un vuelo nos pueden ofrecer algunos artículos a la venta, pero nada parecido a todo lo que os 'ofrece' un crucero. Y otra gran diferencia, es el 'movimiento' del barco -al que no todo el mundo se acostumbra-. Aunque hay múltiples sistemas que tratan de evitar que sintamos que 'estamos en el mar' siempre hay un ligero balanceo, al que no todo el mundo se acostumbra fácilmente -los primeros días suelen ser los peores-.
Buenos modales y consideración con los demás
Al vivir unos días en una 'pequeña ciudad' nuestro comportamiento no tiene por qué diferir mucho de nuestro comportamiento diario. Como nos gusta decir siempre, nosotros nos vamos de vacaciones, pero nuestros buenos modales no.
El comprometido tema de las propinas queda bien resuelto en casi todos los cruceros, pues suele venir bien especificado en los folletos informativos y en las 'instrucciones' que nos facilitan en la recepción del barco.
Es correcto y apropiado saludar las personas con las que nos cruzamos en los pasillos del barco, como lo haríamos en nuestro edificio de viviendas o en nuestra oficina. También es una obligación respetar los horarios de descanso. Nada de llegar a las tantas cantando, taconeando, dando palmas o gritos, o comportamientos de este estilo. Un poco de prudencia y consideración para la gente que está descansando.
Todo incluido. En esta expresión no va incluida la mala educación y el abuso. Es terrible ver como en el buffet o en el restaurante muchas personas llevan a rebosar de comida sus platos para luego dejar una gran cantidad de alimentos en el plato. Es una imagen pésima, y más si vamos acompañados de niños a los que daremos un pésimo ejemplo.
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Vestuario. Vestiremos acorde a la ocasión. Como es de suponer, no vestimos de igual manera para ir a la piscina o para practicar algún deporte, que cuando nos vamos a comer a un restaurante, a ver un espectáculo o a jugar al casino. Si hay alguna cena de gala o alguna celebración especial habrá que atenerse a la etiqueta requerida. Lo mismo que hemos comentado anteriormente con el 'todo incluido', cada vez es más triste comprobar como hay personas que 'pasan' de seguir las reglas de etiqueta y acuden a este tipo de eventos especiales como les parece.
Excursiones en los lugares de visita. Durante un crucero es habitual que nos ofrezcan ciertas excursiones en los sitios donde hace su 'parada' el barco. Si nos apetece hacer alguna debemos ser previsores para estar a la hora que nos indican que zarpará el barco. No seríamos los primeros pasajeros que se 'quedan en tierra' por calcular mal el tiempo para regresar al barco.
El simulacro. No podemos olvidarnos de una de las cosas que menos suelen gustar a los pasajeros de un crucero. El simulacro. Siempre hay algún 'listo' que cree que eso no es para él. Pero se equivoca. Es mejor resignarse y hacerlo, no queda otra.
Como en la calle de cualquier ciudad, no debemos tirar nada al suelo, ni por la borda, papeles, comida, envases, etcétera. Aunque el mar nos parezca inmenso, no se debe tirar nada por la borda.
Por último, saber que si tenemos cualquier duda o tenemos que plantear una queja o una reclamación, el personal de a bordo nos podrá resolver cualquier incidencia. También, el personal del crucero está atento para hacer cumplir las normas propias del barco.