Lo que se ha de observar en los viajes
Si vas en coche, has de dejar siempre el mejor lugar a las personas más calificadas, tomando nosotros el último
Reglas de etiqueta para los viajes con acompañantes
Aquella urbanidad
Buenos modales y reglas de convivencia cuando nos vamos de viaje
Supuesto que una persona a quien debemos respeto nos lleve de compañía en el viaje, es cortesanía, generalmente, acomodarse a todo, hallarlo todo bueno, no quejarse de nada, no hacerse esperar y estar siempre solícito y oficioso para todos; no imitar jamás a aquellos que nunca tienen buenos caballos, buenos cuartos en los mesones o posadas, ni buenas camas; que meten ruido con los criados, entre sí y con el dueño; que jamás están prontos; que no hallan cosa buena, ni bien hecha, de todo se enfadan y están siempre de mal humor.
Siendo el viaje una especie de milicia, que ha de tener sus precauciones, cuidados y diligencia, así como tiene sus fatigas y sus trabajos, es sumamente gravoso cuando a todo esto se agregan unas gentes incómodas, más pesadas que todo el equipaje y bagajes.
Los viajes en coche
Si vas en coche, has de dejar siempre el mejor lugar a las personas más calificadas, tomando tu el último. Los lugares primeros son la derecha y la izquierda del fondo del coche, y los inferiores que siguen a los dos primeros son la derecha y la izquierda de la parte de los caballos. En bajando del coche, pide la cortesía que salgas el primero a fin de dar la mano a la persona más calificada cuando baje.
Montar a caballo
Si te montas a caballo, has de dejar subir primero a la persona más calificada, ayudándola y teniéndole el estribo, si conveniere. Marchando a caballo o a pié has de darle siempre la derecha, manteniéndote un poco hacia atrás, no igualándote a él sino andar a paso igual.
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Si hallareis alguna ribera, vado o pantano quiere el orden y la razón que pases primero.
Reglas de convivencia durante el viaje
Si sucediese que por falta del hospedaje hubieres de dormir en el aposento mismo de la persona calificada con quien vas de comitiva, pide la cortesía que la dejes desnudar y acostar primero, y después te desnudarás tu a parte y te acostarás sin hacer ruido en manera alguna durante toda la noche.
Así como te acostaste el último, pide la cortesía que seas el primero que te levantes y te vistas enteramente, cubriendo y aseando la cama y recogiendo todo tu equipaje.
No te mires al espejo ni te peines delante de la persona de consideración, en cuya comitiva anduvieres, y mucho menos, te valgas de sus peines, ni de otra cosa alguna de las que traiga para su propio uso.
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De todo esto es fácil deducir, que no es decente apresurarse a escoger el primer aposento, la primera cama, etcétera, en lo cual, a más de la cortesía, se ha de guardar alguna justicia.
Y sería también cosa muy incivil, si en una mala y pequeña posada la persona de consideración lo quisiese todo para si, sin atender ni darle cuidado que los de su comitiva estén o no acomodados. Estas acciones no son de personas de distinción; antes en todos estados han de sobresalir la bondad y la humanidad, aún con los inferiores, partiendo con ellos cuando lo trae la ocasión, la incomodidad y el trabajo.