Viena. Capital mundial del baile. Del vals al hip hop

La tradición de suntuosos bailes en Viena alcanzó un primer auge en la época del Congreso de Viena de 1814-1815

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Los bailes un atractivo social y turístico en Viena

Los bailes en Viena

Desde hace más de 200 años, Viena está considerada la capital mundial del baile. Todos los años se realizan unos 450 eventos, ya sean elegantes bailes tradicionales o divertidas fiestas de disfraces de carnaval. Las vivaces melodías del vals vienés imprimen su sello musical.

Los bailes se han convertido en un artículo de exportación de primera categoría, gracias a una muy especial mezcla de tradición, suntuosidad imperial, y sirven de fuente de inspiración en una treintena de ciudades de todo el mundo, desde Nueva York hasta Moscú. De todos modos, el original es insuperable, ya que el ambiente romántico y festivo que se respira en los salones de baile es inigualable.

La historia de los grandes bailes en Viena

La tradición de estos suntuosos bailes alcanzó un primer auge en la época del Congreso de Viena de 1814-1815. Numerosas testas coronadas y políticos de toda Europa se reunieron en la capital del Imperio de los Habsburgo para trazar de nuevo las fronteras del continente tras la derrota de Napoleón.

Los anfitriones vieneses se esforzaron con tesón en amenizar la estancia de varios meses de duración de los huéspedes de alcurnia, y así se organizaba una diversión tras otra. Las festividades venían marcadas por el ceremonial de la corte del siglo XVIII, que en parte se ha conservado en los bailes tradicionales, con leves modificaciones, hasta nuestros días.

Los preparativos del baile

La temporada de baile de Viena se inicia el día 11 de noviembre. Ese día, en el Graben del casco antiguo de la ciudad una gran cantidad de público baila el vals con gran entusiasmo y bajo la dirección de las escuelas de baile de la ciudad. El Miércoles de Ceniza marcaba antiguamente el final de la temporada, aunque hoy en día esto ya no se sigue de manera tan estricta y algunos bailes tienen lugar hasta bien entrada la primavera e incluso en verano.

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En la capital austríaca tienen lugar cada año más de 450 bailes con un número de visitantes que alcanza los 6.000. ¿En qué otro lugar de Europa existe algo parecido? Claro está que con estas cifras se necesita una perfecta organización, especialmente en el caso de los bailes de más categoría, ya que todos siguen unas reglas fijas marcadas por la tradición.

Ante todo se necesita una presidencia. En la presidencia de honor se encuentran además altas personalidades de la vida pública. Con frecuencia, los bailes elegantes se encuentran bajo el patrocinio del Presidente de la República. Todos los nombres aparecen en las invitaciones, un pequeño cuaderno que además indica el lugar y la hora, la indumentaria prescrita así como el programa detallado y, naturalmente, el precio de la entrada.

Las entradas para el Baile de la Ópera de Viena son verdaderamente caras, especialmente las de los palcos, que son muy codiciadas a pesar de los altos precios. Los otros bailes tradicionales, como por ejemplo los que tienen lugar en el elegante Palacio Imperial de Hofburg, son mucho más asequibles. Más económicas que las entradas que incluyen la reserva de una mesa son las entradas sencillas de acceso al baile. Gozar de la libertad de pasearse por las diversas salas durante los descansos o tomar un refresco en el bufé, en el bar de cócteles o en la taberna de vino con música típica tiene su especial encanto.

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Lo que enseguida llama la atención en los grandes bailes tradicionales es el código de vestuario respetado por todos los asistentes: las señoras en vestido largo o de gala, los caballeros en esmoquin o frac, que permiten lucir condecoraciones y medallas. En el Baile de la Ópera es obligatorio llevar frac. Por cierto, hay que advertir que llevar un reloj de pulsera con esta elegante vestimenta se considera inadecuado; lo correcto es llevar un reloj de oro de bolsillo con cadena.

En los otros bailes se puede llevar también esmoquin o un traje negro elegante con pajarita de esmoquin, en ningún caso con corbata. Sorprende ver la cantidad de jóvenes asistentes al baile que se someten gustosos a este código de vestimenta. Junto a la vestimenta elegante, también el complejo ceremonial contribuye decisivamente a crear un ambiente festivo.

A los que quieren causar una buena impresión en la pista sin haber aprendido nunca a bailar, Viena les presenta una ágil solución: varias escuelas de baile ofrecen cursos rápidos de vals (también pueden solicitarse clases particulares para otros bailes de sociedad), por ejemplo la tradicional Escuela de baile Elmayer (Jour fix de vals: clase en inglés, todos los sábados del año de 16 a 17 h) o la también famosa Escuela de baile Rueff (cursos rapidos de vals). En ambos casos no es necesario reservar.

El baile 'Alles Walzer'

La ceremonia más importante de todos los bailes tradicionales es la inauguración con la entrada solemne del comité de jóvenes. A las chicas que inauguran por vez primera un baile se las llama debutantes. Con este debut se conserva un antiguo ritual de adolescencia que tiene su origen en la época monárquica y que equivale a la puesta de largo, la introducción en sociedad.

Vestidas con un largo vestido blanco y la característica coronita en el pelo, los largos guantes blancos y el ramillete en la mano derecha hacen su entrada en la pista de baile de brazo de su caballero vestido de frac, habitualmente al compás de la 'Polonesa del abanico', obra del director musical del Baile de la Corte, Carl Michael Ziehrer, que suena en casi todas las inauguraciones de baile. Al final de este ritual se escucha un vals, por supuesto, pero bailado hacia la izquierda. Esta condición, no muy fácil de cumplir por cierto, hace que las escuelas de baile tomen cartas en el asunto.

En Viena existen más de 30 escuelas de baile y son éstas las que suelen organizar las inauguraciones de los bailes, no sin antes haber dado unas últimas clases a las parejas y haberles enseñado los secretos de la coreografía de la inauguración (de creación propia) en hasta cinco ensayos. Se tiene muy en cuenta la precisión estética de las figuras de baile, ya que los movimientos rítmicos de las parejas crean unos fascinantes efectos ópticos en blanco y negro. Todas las ceremonias de inauguración de los bailes tradicionales terminan con la frase del maestro de danza: 'Alles Walzer', una exclamación que indica que todos los asistentes pueden salir a la pista de baile. Y ahora incluso está permitido bailar el vals hacia la derecha.