Deberes de la buena educación. Bailes, 'soirées' de baile, conciertos y espectáculos.

El baile al piano, al cual se une muchas veces un violín de aficionado, es una agradable y frecuente adherente de las sociedades.

Nuevo Manual de la Buena Sociedad o Guía de la Urbanidad y de la Buena Educación.

 

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Estos placeres suponen fortuna, buenas maneras y práctica del mundo, y por consiguiente, el olvido de los preceptos de la urbanidad y buena educación, serán un verdadero contrasentido.

Los bailes. Pequeñas sociedades de baile.

El baile al piano, al cual se une muchas veces un violín de aficionado, es una agradable y frecuente adherente de las sociedades, principiada por la conversación, el juego, la lectura, y, algunas veces, la exhibición de grabados o de objetos raros, pues los jefes de la casa no deben descuidar medio alguno para que se distraigan las personas que allí concurren. El enojo o fastidio más intolerable es el que se cubre con las apariencias de distracción y nadie mejor que las señoras de las casas donde se celebran reuniones, saben esta verdad por su propia y triste experiencia.

Muchas veces, aún en estas pequeñas reuniones, suele el baile ocupar la mayor parte de la noche, y entonces las señoras deben adoptar un elegante traje de paseo de verano, o bien un gracioso vestido de salón. Un traje ordinario, o un gran adorno de baile estarían igualmente fuera de su lugar. Por lo regular, bien la invitación sea verbal, bien por medio de un billete familiar, la señora de la casa hace alguna prevención a sus compañeras sobre el particular.

La sencillez, el buen humor, y una especie de alegría casi familiar reinan en estas reuniones, y les dan el mayor encanto y atractivo, y muchas veces las personas de alguna edad que no se deciden a bailar en las grandes reuniones, no tienen reparo alguno en hacerlo en estas.

Lejos de hacerse rogar para tocar el piano, las personas que tengan esa habilidad deben sustituirse mutuamente a fin de que todos disfruten del baile.

En la primavera o en el verano, se pueden también tener reuniones de este género, sencillas y agradables, bien en el campo o en un jardín.

Las pequeñas reuniones de todo género, no deben prolongarse a altas horas de la noche y, por mucha familiaridad que se tenga con los dueños de la casa, no se les debe molestar después que se han marchado los demás, a menos que ellos no os rueguen expresament os quedéis.

Las grandes "soirées" de baile.

En tanto que las invitaciones de las pequeñas reuniones pueden tener lugar la antevíspera, la víspera o el mismo día, las invitaciones para los grandes bailes deben hacerse al menos con ocho días de anticipación. Las esquelas de convite, suelen estar concebidas en estos términos:

"El señor de ... y su señora, ruegan a Vd. tengan la bondad de hacerles el honor de venir a pasar en su casa la noche de tal o cual día. Se bailará."

Tanto se ocurre que decir respecto a una brillante "soirée", que dividiremos nuestros consejos en tres clases: primero a los jefes de la casa, segundo a las señoras, y tercero a los caballeros que bailan o juegan, o son puramente espectadores.