El Protocolo en España: Ayer y hoy

El protocolo es un conjunto de normas escritas o consuetudinarias implantadas por ley o por costumbre

 

Protocolo España. Evolución del protocolo en España: de José Bonaparte hasta nuestros días foto base Imagen FR

Conferencia: el protocolo ayer y hoy

ACTO SOLEMNE DE INAUGURACIÓN DEL CURSO 2002 / 2003 FACULTAD DE COMUNICACIÓN, UNIVERSIDAD DE SEVILLA.

EL PROTOCOLO EN ESPAÑA: AYER Y HOY

EXCMO. SR. D. JOAQUÍN MARTÍNEZ CORRECHER.
Sevilla, 3 de octubre de 2002.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, el protocolo es un conjunto de normas escritas o consuetudinarias implantadas por ley o por costumbre. El ceremonial son los usos y costumbres, fundamentalmente de tradición religiosa, según los cuales se celebran los actos oficiales. Hablamos de etiqueta cuando nos referimos a esos usos y costumbres circunscritos a los Palacios Reales.

Las normas protocolarias responden a dos premisas fundamentales, de modo que para que se produzca un cambio en éstas debe, al menos, cumplirse una de ellas:

1. Que cambie la situación política, social o económica de un país.

2. Que haya un poder soberano político (el Parlamento, el Rey o Presidente) que decida que hay que aprobar ese cambio constitucional para implantar nuevas normas.

Podemos poner como ejemplo la evolución del protocolo en Francia, un país en el que sólo se han sucedido tres cambios protocolarios importantes en doscientos años.

En 1804, Napoleón Bonaparte estableció por primera vez una lista ordenada con una prelación de autoridades que estuvo vigente en Francia durante todo el siglo XIX.

En 1907, con la Tercera República Francesa es necesario cambiar estas normas de ceremonial y protocolo para dictar un nuevo ordenamietno que contemple el nuevo organigrama de la vida política en Francia. Ya en la Quinta República Francesa, tras un largo período de vigencia de treinta años (1958 - 1989), se van a concretizar unas normas copiadas del ordenamiento del protocolo español. Esto es, en doscientos años, se producen muy pocos cambios protocolarios en Francia y cuando esto sucede, dichas modificaciones se deben al nacimiento de una nueva situación socio-política en el país.

El protocolo es la comunicación no verbal de una institución frente al exterior, es decir, es la forma en que el Estado se comunica con el resto de los ciudadanos, para transmitir un mensaje sobre lo que quiere hacer, por qué lo va hacer y para qué lo quiere transmitir. Es el protocolo el mensaje que se quiere lanzar desde una institución o sus representantes. De ahí la importancia del protocolo, su puesta en práctica incide en la visión que el resto de los ciudadanos tienen del Estado o de dicha institución.

Tenemos que recurrir a la historia para entender cómo el protocolo ha evolucionado hasta definirse en la forma en que hoy organiza al poder en nuestro país.

El protocolo hunde sus raíces en la Antigüedad, en Egipto, donde el carácter religioso del protocolo escrito será el rasgo esencial de este período, puesto que la norma protocolaria está en manos de los sacerdotes.

En el Gran Imperio de China, el protocolo civil tuvo un importante protagonismo en la instauración de la convivencia civil, gracias a la pronta existencia de funcionarios de protocolo, libros de protocolo, normas de protocolo.

En la Antigüedad Clásica, Grecia y Roma, el protocolo era fundamentalmente democrático, pues no ensalzaba ninguna personalidad en virtud de la importancia que Roma concedía al aspecto jurídico del protocolo.

En España tenemos que hablar de la Hispania heredada de Roma y del mundo visigótico, donde ya el protocolo tiene un componente religioso extraordinario. El protocolo se centraliza en los siglos de monarquía visigótica. En Toledo, los Obispos de Toledo, van a tener una gran influencia en las ceremonias de la entronización de los Reyes Visigóticos. A estos se les ungía, como en el resto de Europa, con la unción religiosa, para después celebrar el juramento de defensa de los privilegios de sus ciudadanos y la posterior coronación. Sólo así entraban a formar parte del aparato del Estado.

Al mundo europeo, los bárbaros van a traer un mismo protocolo caracterizado por este aspecto religioso, pues son conscientes de la necesidad de conectar a la autoridad elegida con Dios, es decir, de que ésta reciba el poder de Dios, para luego implantar y solemnizar ese poder ante sus súbditos, hoy ciudadanos. Los reinos que se van a suceder en España, como los Reinos de Castilla, Navarra o Aragón, marcarán una gran diferencia respecto a este protocolo.

En el Reino de Castilla no hubo una corte, ni casi normas escritas, durante este período donde lo primordial fue la reconquista que protagonizó durante siglos. Es la tradición oral la que impera en los palacios a los que va llegando la reconquista.

Esto no sucede en el Reino de Aragón, donde su proximidad y orientación al Mediterráneo y sus posiciones en Córcega, Sicilia o Atenas ejercen una gran influencia.

Los Reyes de Aragón, al encontrarse más cerca del Papado (Italia), van a vivir un renacimiento del aspecto religioso del protocolo. Hay que recordar que el protocolo más antiguo escrito es la liturgia de la Iglesia Católica y que el Soberano Pontífice posee símbolos, a través de los cuales y de su liturgia, comunica mensajes que quiere transmitir al resto de los católicos.

En Aragón, Pedro IV el Ceremonioso, escribió las ordenaciones de su casa y Corte, el modelo según el cual iban a ser coronados los Reyes en la Casa de Aragón, en Zaragoza (capital del Reino), por el Obispo de Tarragona y las normas escritas taxativas que luego se extendieron y fueron copiadas por Napoleón Bonaparte. Nos estamos refiriendo al sistema de autocoronación por la que los Reyes Aragoneses tomaban la Corona de manos del Obispo, se coronaban a sí mismos y luego a sus esposas, tal como haría Bonaparte con Josefina posteriormente. Estas normas se uniformarían con la llegada de la Casa de Austria a España.