Estancias hospitalarias: visitar a un enfermo
Si sabemos que un familiar o amigo cercano se encuentra ingresado y deseamos hacerle una visita al hospital o clínica debemos preguntar antes si podemos hacer una visita, no vaya a ser una molestia
Visitas de cortesía a los enfermos que están ingresados en un centro sanitario
Desgraciadamente los centros hospitalarios son unos de los muchos lugares a los que a lo largo de una vida, casi todo el mundo, debe visitar con motivo del ingreso de un amigo, un conocido o un familiar.
Si sabemos que un familiar o amigo cercano se encuentra ingresado y queremos hacerle una visita al hospital o clínica, debemos asegurarnos antes de su estado, por medio de un familiar o una persona cercana a él. Hacer una visita debe un motivo de agrado y debe ser una molestia. Incluso, hay enfermos que no desean recibir visitas aunque su estado no sea grave.
Las visitas por sorpresa: mejor dejarlas a un lado
Hay que anunciar previamente una visita mediante una llamada telefónica, o bien preguntando a un familiar o persona muy cercana sobre la mejor hora para hacer la visita. También, debemos preguntar la conveniencia o no de hacer una visita durante su ingreso o en días posteriores.
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En el caso de que sus familiares o las personas de su entorno nos indiquen que podemos visitar al enfermo o convaleciente de una intervención, debemos informarnos sobre los horarios de las visitas. También, es aconsejable tratar de conocer la hora a la que recibe menos visitas, para no acudir cuando haya más gente en la habitación. Una visita es para acompañar y no para molestar. Mucha gente en una habitación puede llegar a ser molesto para todos, y mucho más si la habitación es compartida (en este caso hay que ser mucho más cuidadosos).
¿Qué obsequio llevar a un enfermo?
Aquí, si que hay que estar bien informado sobre la dolencia del enfermo o sobre qué tipo de intervención le han realizado. Porque sería un tremendo error llevar algún detalle gastronómico a una persona operada o enferma del estómago, o llevar un libro o unas revistas a una persona que ha sufrido un percance u operación en sus ojos.
No obstante, siempre hay que acudir a la espontaneidad y el ingenio de las personas para salir del paso en situaciones que puedan ser un poco comprometidas. Si 'metemos la pata' podemos, por ejemplo, indicar que el libro se lo hemos llevado para que lo lea tranquilamente en su casa cuando esté recuperado, o bien que los bombones son para que invite a las visitas que reciba.
Cuidado con el tema de las flores. Aunque es un regalo bastante común y acertado, hay hospitales donde no dejan tenerlas en las habitaciones o bien pueden ser molestas para el enfermo o algún compañero de la habitación. Si aún así, optamos por obsequiar flores, tenemos que regalar flores muy poco olorosas y que no desprendan ni mucho aroma ni polen o cualquier otro tipo de sustancia motivo de molestia.
Atender a una visita de forma apropiada
Cuando se recibe una visita, si el enfermo tiene la televisión encendida, lo más correcto sería pedirle que la apague. Lo mismo debería hacerse con la radio, un ordenador, etcétera. No hay que levantar demasiado el tono de voz, ni entablar discusiones con el enfermo o con las personas que le están visitando. No es apropiada hablar de temas referentes a su enfermedad o hacerle comentarios sobre su estado de salud o su aspecto físico. Es bueno para un enfermo elogiarlo y darle ánimos, pero sin demasiadas exageraciones.
No debemos alargar una visita a un enfermo más de media hora, salvo que no tenga otra visita (para no dejarle solo). También, cuando el propio enfermo nos lo pida, podemos permanecer a su lado un poco de tiempo más. Podemos esperar a que se quede acompañado para irnos, o bien podemos esperar hasta un determinado momento, la hora de la comida, la visita de rutina del doctor, etcétera, para aprovechar ese momento y despedirnos.
Una visita debe ser corta y agradable pero no debe cansar al enfermo. Aunque nos diga por cortesía que no lo está, debemos saber cuándo retirarnos si notamos en su rostro o forma de actuar un cierto cansancio.
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Si la persona enferma o convaleciente apenas tiene familiares o amigos, podemos ofrecernos para llevarle alguna determinada cosa al hospital. También, podemos hacerle alguna gestión en su nombre o cualquier otro tipo de favor o recado que pueda necesitar durante su estancia en el centro hospitalario.