Reglas de cortesía y buenos modales para las niñas. III.

Reglas sencillas de cortesía, de buenos modales y de instrucción para las niñas.

Reglas sencillas de cortesía, de buenos modales y de instrucción para las niñas.

 

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Reglas de cortesía y buenos modales para las niñas.

27. ¿Cómo considerará los menores?

Las maestras y maestros han de ser considerados como unos segundos padres, pues nos dan el alimento de la instrucción, y a veces el de la educación en la parte que aquellos no pueden desempeñar por sí mismos. Nada más natural y justo que obedecerles puntualmente, atender a sus avisos y correcciones y seguir hasta sus consejos.

28. ¿Cómo tomará las correcciones de sus superiores?

Hay en nosotros una repugnancia casi siempre en sujetarnos a la voluntad de otro, y a escuchar con sumisión sus reprensiones. La niña dócil y obediente debe practicar sin réplica cuanto le manden los que tienen autoridad sobre ella , confesando sin rebozo si en algo hubiere faltado. Atienda a que la confesión de una falla, a la que todos estamos expuestos por nuestra fragilidad , si es sincera no es ignominia, sino un acto de virtud que admira el mundo, y que la dispondrá para no reincidir en ella.

29. ¿Qué hará cuando sea reprendida?

Cuando la riñan o reprendan por alguna falta, si se reconoce culpada debe callar y apesadumbrarse, prometiendo que procurará no reincidir e implorando la indulgencia. Si se conoce inocente deberá defenderse, pero sin arrogancia ni aspereza, manifestando la verdad del hecho, no inculpando sino lo menos posible a sus compañeras, y disimulando sus defectos siempre que no se le mande revelarlos, o que no puedan causar daño a un tercero. Pórtese con las otras como quisiera que se portasen con ella.

30. ¿Qué más debe respetar la niña?

Respete siempre la niña el mérito de la virtud y del talento donde quiera se encuentre; guarde todas las atenciones posibles con la ancianidad, que viene a ser el sacerdocio de la naturaleza, y de quienes puede aprender mucho. Es muy frecuente en las niñas el desden con que tratan a la respetable vejez , y no hay señal más manifiesta de una mala educación que esta falla de respeto.

31.¿Cómo se portará con las faltas ajenas?

No lleve chismes, ni delate las faltas de otra sin necesidad, esto es, cuando de no hacerlo pudiese seguirse un mal, o la falla fuese tan grave que el disimularla o dejarla sin correctivo fuese en perjuicio de la misma persona culpada, y aun en este caso hágalo con sentimiento y con toda la reserva posible, como impelida por la precisión de cumplir con un deber.

32. ¿Cómo evitará la niña la envidia?

Guárdese la niña de abrir su corazón al veneno de la envidia que tan insensiblemente se insinúa en el alma. Reconozca el mérito de las demás compañeras, y complázcase en elogiarlas, si lo merecen, pues con esto dará pruebas de una alma elevada y generosa.

33. ¿Cómo se portará en los elogios?

Si por los elogios que le tributan las demás, siendo sinceros, conoce que tiene mérito, no será una falla el sentir por ello complacencia; pero guárdese de engreírse y envanecerse, pues entonces perdería todo el mérito que hubiese podido adquirir en el cumplimiento de sus deberes.

34. ¿Cómo tomará los adelantos de las otras niñas?

Los adelantos de las otras no deben causarle envidia sino emulación, esto es, el deseo de igualarlas para ser acreedora como ellas a la estimación de todos, y a los premios debidos al talento y a la aplicación. Si no se reconoce con fuerzas bastantes para igualarlas, resígnese con su suerte, y mirando a las menos favorecidas aun que ella, procure suplir con la aplicación, virtuosa conducta y amabilidad de carácter lo que le falta de genio o de disposición.

35. En los aciertos, ¿cómo se sentirá de sí misma?

Siempre que conozca haber obrado bien o haber contraído un mérito, si quiere ser humilde y noble de sentimientos, no se lo atribuya a sí misma, y de interiormente gracias al Señor de quien viene todo bien.

36. ¿Y en cuanto a replicar?

Jamás sea disputadora ni quisquillosa, ni replique con tenaz insistencia a personas mayores que ella, ni aun a sus iguales. Si conviene contradecir o manifestar la verdad, hágalo con respeto, sumisión y dulzura.

37. ¿Cómo huirá de la aspereza?

El defecto más repugnante en una niña, después de la descompostura, es la aspereza. Muy poco le costará el ser amable, y por lo regular, no debe hacer más para serlo que seguir los impulsos de su propio corazón. Con personas amables puede hasta llegar a ser dulce y cariñosa. Pero tampoco prodigue demasiado estos atractivos con que la ha dotado la naturaleza. La amabilidad es para todos, el cariño para pocos.

38. ¿Qué es una niña sin amabilidad?

Una niña sin amabilidad es una flor sin perfume. Cuando esté delante de otros, mayormente si es en su casa, no se distraiga en leer ni en trabajar con menosprecio de los que tiene presentes. No reserve solo para ciertas personas la afabilidad en sus palabras y modales, no sea que con razón la tilden si no de grosera, a lo menos de parcialmente caprichosa.

39. ¿Será pródiga de los besos?

No prodigue los besos sino a sus hermanas y amigas, o condiscípulas, y a las señoras de mayor edad cuando de ellas los reciba. El beso es una muestra singular de cariño, y su uso no se halla todavía tan extendido en España como en otras partes.