La conversación. Reglas de urbanidad. Segunda parte.

De tú llama el hijo o hija de la moderna sociedad a sus padres y mayores; para disculpar su atrevimiento, alega que el tú revela mayor afecto.

Reglas de Urbanidad para la Juventud Rural.

 

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La conversación.

La conversación, en general, debe ser sencilla exposición de nuestras ideas.

El uso diario ha introducido ciertas formas para conversar.

Trataremos a todos de usted, a no ser hablando con iguales conocidos. Roma y Atenas trataron a todos de tú. La Revolución Francesa puso decidido empeño en el renacimiento de la conversación; nada logró. Los tiempos actuales (modernismo) han jugado mejor la partida, y se han apuntado un éxito.

De tú llama el hijo o hija de la moderna sociedad a sus padres y mayores; para disculpar su atrevimiento, alega que el tú revela mayor afecto; el usted seriedad, respeto. ¿Quién tiene más derecho al respeto que el padre?

" Honra a tu padre y a tu madre ", nos manda Dios en el cuarto Mandamienfo. Hoy sufrimos una verdadera invasión de tuteo.

El empleo de títulos ofrece una gran dificultad, sobre todo a los no acostumbrados a tratar con grandes personajes.

Al Papa se le dice: Santísimo Padre. Al Rey, Majestad, Señor, Vuestra Majestad.

Al Príncipe, Vuestra Alteza, Al Cardenal, Eminencia, Eminentísimo Señor.

Al Rector de la Universidad, Magnífico y Excelentísimo señor, Excelencia.

Al Arzobispo, Obispo con cargo especial, Excelentísimo y Reverendísimo señor.

Al Canónigo, Rector del Seminario, Juez de primera instancia, muchos directores y cargos civiles: Muy ilustre señor, Vuestra y Su Señoría, Usía.

Religioso y sacerdote, Reverendo Padre. A la Religiosa, Reverenda Madre.

A los demás, señor, señora; señorito, señorita, si son solteros.

"El empleo de títulos ofrece una gran dificultad, sobre todo a los no acostumbrados a tratar con grandes personajes"

La mujer casada ostenta el título del marido; así se dice: la señora alcaldesa, la señora gobernadora, etc. Hablando con personas que tienen título, se antepone el Señor. Ejemplo: El señor Médico, el señor Maestro, el señor Abogado, el señor Cura, etc. Durante la conversación no hay que repetir tanto el título, que nos hagamos pesados; con citarle alguna vez, ya indicamos nos damos cuenta con quien hablamos. A los apelativos, señor, señora, debe añadirse el título; así se dice: Señor Marqués, y Señora Marquesa.

En el Ejército, suele anteponerse el Señor desde el grado de Capitán, Coronel, General. Los soldados dicen simplemente mi Capitán, mi Coronel, etc. En lo civil y eclesiástico se dice: Señor Ministro, señor Presidente, señor Vicario General, señor Inspector, señor Magistral.

Para negar, no se puede decir: es mentira, no es cierto; es conveniente añadir alguna palabra que contraste el mal efecto: lo siento mucho, pero no lo puedo creer; puede decirse mejor: no soy de esa opinión.

Se evitarán las discusiones acaloradas; muchas veces se pierde la amistad por una tontería; es peligrosillo hablar de religión y política, son campos muy escabrosos para todos. En la conversación hay que huir de la murmuración, sobre todo del ausente, no dejándose llevar del odio; a todos debemos tratar con caridad.

Algunos tienen la contradicción estereotipada en sus labios; es de extravagantes.

Quien escucha no puede estar distraído con otros objetos; con su proceder manda callar al que habla. No se puede interrumpir sin ton ni son al que habla, máxime si es para decirle: no hace bien la narración o no esta conforme con la verdad; solo se puede interrumpir para que repita una frase que no hemos entendido, pudiéndole decir: " Perdone usted, no he entendido la pregunta que se dignó hacerme ".