Adiós al simbólico ceremonial de apertura de la Puerta Santa.

Para evitar todo tipo de incidencias, la basílica prefiere simplificar el acto y, siguiendo los pasos de Roma, abrir la Puerta Santa con una llave.

El Correo Gallego.

 

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El segundo Año Santo del siglo XXI podría arrancar con cambios sustanciales en la Catedral, como las visitas guiadas al Pórtico de la Gloria, las restricciones de acceso o la modificación del ritual de apertura de la Puerta Santa. La decisión todavía no es firme, pero el Cabildo está prácticamente convencido, indica a este diario el portavoz del organismo, José Fernández Lago. A la Iglesia no le gusta "el rebumbio" que se monta cada vez que se da la bienvenida a una convocatoria jubilar. Incluso en la ceremonia de cierre de 1999 fue necesaria la intervención de la Policía Nacional tras un altercado entre el público. Para evitar tales incidencias, la basílica prefiere simplificar el acto y, siguiendo los pasos de Roma, abrir la Puerta Santa con una llave. Atrás quedaría entonces el simbólico derribo del muro de mampostería que tradicionalmente servía para dar el pistoletazo de salida a los xacobeos.

La fachada de A Quintana estrenaba puerta en el Año Santo de 2004. Obra de Suso León, la pieza consta de dos monumentales hojas de bronce y acero que alcanzan los 300 kilos de peso cada una. La cara externa, que asoma a la plaza, está presidida por un gran Cristo y un Apóstol Santiago orante. En la parte interna aparecen seis cuadros en los que se representan los principales momentos de la tradición xacobea, desde la vocatio hasta la traslación de los restos del Apóstol Santiago y el descubrimiento de la tumba sagrada por Teodomiro.

Como la nueva Puerta Santa tiene cerradura, el acceso queda completamente protegido y ni siquiera es necesario levantar el muro de mampostería que custodiaba la entrada. La llave, cuyo mango fue grabado con una concha, permanece enterrada en la girola desde 2004. Y será el 31 de diciembre de 2009, coincidiendo con la convocatoria jubilar, cuando se recupere para reabrir las dos hojas de bronce donadas por una treintena de empresarios y colectivos de la ciudad. Si finalmente el Cabildo catedralicio se decanta por esta opción, la organización se ahorraría más de un quebradero de cabeza con los actos de inauguración y cierre de los xacobeos.