Hay una intención para recuperar los buenos modales

Es consultora de etiqueta corporativa y protocolo internacional y dirige el Centro Diplomacia. Allí, da clases sobre ceremonial y etiqueta, imagen personal y hasta protocolo para chicos

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Entrevistas Protocolo. Entrevista con Karina Vilella foto base HugoAtaide - Pixabay

Los buenos modales según Karina Vilella

Entrevista con Karina Vilella

En la mesa, prohibido apoyar los cubiertos usados en el mantel. Las copas, tomarlas por el tallo. La servilleta, siempre en la falda. Si vamos al baño, queda en la silla. Si nos vamos del restaurante, queda en la mesa. No untar todo el pan que se va a comer, sino sólo la parte que va a morderse. Y nunca, nunca sacarse comida de la boca con las manos. Si algo nos molesta, hay que ir al baño. "Los demás no tienen porqué ver nuestros restos de comida. Lo único que está permitido sacarse de la boca y dejar al borde del plato son carozos y espinas", detalla Karina Vilella, consultora de etiqueta corporativa y protocolo internacional con 17 años de experiencia profesional.

Ella es la directora del Centro Diplomacia Karina Vilella, donde trabaja junto a un staff que incluye nombres como el orfebre Carlos Pallarols, el embajador Eduardo Sadous, y el diseñador Jorge Ibañez. Allí dicta cursos de ceremonial y etiqueta, asesoramiento de imagen y estilo personal y hasta protocolo para chicos. Durante las vacaciones de invierno, Karina organizó 10 encuentros para niños en el Hotel Alvear, en los que participaron 600 personas. "El curso consistía en una invitación a tomar el té para los chicos y un adulto. Allí veían cómo agarrar la taza (con una sola mano y por el asa) o qué hacer con los cubiertos. Además, aprendían un lenguaje cortés para hablar con los camareros. Fue realmente satisfactorio que tantas personas se acercaran a estudiar las normas protocolares".

¿Por qué es importante que los chicos aprendan protocolo?

Porque así adquieren una serie de herramientas básicas que les sirven para desenvolverse con soltura y seguridad durante toda su vida. Una vez que aprenden, y tienen que ir a defender una postura laboral o una entrevista de empleo no piensan en cómo deben comer, porque ya lo hacen naturalmente bien. Mientras más jóvenes aprendan, mejor lo van a poder aplicar.

¿Qué definición darías de los buenos modales?

Yo diría que son una fuente de placer y de autoconfianza. No existe persona con buenos modales que caiga mal. Uno se siente tan seguro que puede desenvolverse en cualquier ámbito sin estar pendiente de la falla o el error. Yo comencé a trabajar en Cancillería en 1997 y me di cuenta de que tenía una fascinación muy grande por las disciplinas de las formas y el orden, como lo son el protocolo y ceremonial. Cuando uno comprende que estas normas ayudan a desarrollar el día a día de manera más fácil, es imposible que no le atraigan, porque sirven para todo: desde la redacción de una invitación hasta el armado de una reunión para muchas personas.

¿En tu vida personal? ¿Mantenés el protocolo?

Yo enseño lo que vivo. Desde que me dedico a esto, descubrí los beneficios de poder llegar a mi casa, desenchufarme de los temas laborales y disfrutar con mi familia de una mesa bien armada, comiendo una comida puesta con dedicación, por más sencilla que sea. A la hora de la cena bajamos las luces, prendemos velas, ponemos música y siempre tenemos flores y una linda vajilla. Todo eso hace que el encuentro se disfrute de otra manera.

¿Cómo somos los argentinos?

Por ahora el protocolo está a un lado, cada vez somos más informales. Pero no pierdo las esperanzas, porque percibo una situación en la cual las personas se acercan cada día más al Centro y quieren saber sobre protocolo, ceremonial y etiqueta, y quieren que sus hijos lo aprendan desde pequeños. Hay un despertar de la sociedad, una intención por recuperar los buenos modales que me gusta, me inquieta y da buenas señales para el futuro.

¿Está mal ser informal?

No, para nada. A mí me preguntan si todo el tiempo estoy de traje y rodete, y no es así; voy a McDonalds con mis hijos todas las semanas y como las papas fritas con la mano, y eso está bien porque es la forma de comportarse en un lugar así. Las normas de protocolo son para determinadas situaciones o eventos en donde hay que aplicarlas sí o sí. Por eso, es importante saber cuándo uno puede tomarse la licencia. Hay momentos para todo.