Modo de comportarse en la escuela.

El respeto a los maestros y el modo de comportarse de forma correcta en la escuela.

Tratado completo de urbanidad en verso, para uso de los jóvenes. 1850.

 

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Modo de comportarse en la escuela.

En el estado salvaje
sumido el hombre yaciera
todavía, si no fuera
por la civilización;
esta antorcha manejando
los mentores de la infancia,
disipan nuestra ignorancia
e ilustran nuestra razón.

La educación, jovencitos,
que os dan vuestros directores
les constituye acreedores
a gratitud eternal;
cuando su vida os dedican
y mil afanes prolijos,
sed con ellos unos hijos,
ya que es su amor paternal.

Tras del almuerzo y comida,
a la hora prefijada
y la lección estudiada,
a la escuela marcharás;
y saludando al maestro
con la atención que es debida,
a tu puesto ve en seguida
y las lecciones darás.

La moral y el catecismo
aprenderás diligente
como asunto el más urgente
digno del primer lugar;
que el estudio de las ciencias,
sin la doctrina cristiana,
es ocupación muy vana,
solo es humo y vanidad.

Cuando hallándote en la escuela
entre o salga un superior,
un extraño o el preceptos,
en pie te debes poner;
y esta actitud respetuosa
guardarás grave y atento
hasta que a tomar asiento
se te permita volver.

Con todo alumno que sea
más que tu aventajado,
en ser dócil y aplicado
procura rivalizar;
porque, si es pundoronoso,
pronto se granjea el niño
de su maestro el cariño,
y el premio llega a alcanzar.

Quien acusa a un condiscípulo
sin que el maestro lo ordene,
o porque rencor le tiene,
es un vil y un delator;
ya que las veces de padre
vuestro preceptor os hace,
vuestro ánimos enlace
un mutuo y fraterno amor.

Y no salgáis de la escuela
con desorden, dando gritos;
los grandes a los chiquitos
guárdense de atropellar;
caminen pues a sus casas,
sin que el vade-mecun rueden,
y nunca a jugar se queden,
ni piedras osen tirar.