Buena educación en las visitas

La actitud, los buenos modales y la compostura de los niños en las visitas

Cartilla moderna de urbanidad para niños

 

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Reglas de cortesía y comportamiento de los niños cuando van de visita o reciben una visita

Aquella urbanidad

1. ¿Cuándo hace visitas el niño bien educado?

Cuando acompaña a sus padres, y, algunas pocas veces, cuando éstos le permiten ir a ver a algún amigo.

2. ¿Qué miramientos tiene el niño bien educado en las visitas?

Primero. Llevar el traje con todo aseo y limpieza.

Segundo. Saludar afectuosamente a las personas conocidas; con algo más de oficiosidad a las extrañas, y muy atentamente a todas.

Tercero. Seguir puntualmente las enseñanzas y consejos que para tales casos le dan sus padres, porque el niño obediente siempre es bien educado.

3. ¿Qué actitud y compostura guarda el niño bien educado en las visitas?

Ante todo natural y sosegada, respondiendo claramente a lo que le preguntan sin prisas y sin miedo.

4. ¿En qué pondrá particular empeño el niño bien educado durante las visitas?

En saber callar y saber escuchar, que son dos cualidades preciosísimas, pero cuya obtención requiere mucho talento y mucha atención.

5. ¿Podrán los niños ir a jugar juntos a otra parte de la casa?

Lo podrán siempre que se lo permitan y lo harán en cuanto se lo digan o se lo indiquen, aunque sea solo a medias o indirectamente.

6. ¿Acepta regalos en las visitas el niño bien educado?

Aceptará con amabilidad y fineza los dulces, flores, etc., que le ofrezcan, teniendo presente que rehusarlos sería mucha grosería.

En las visitas es donde los niños desconsiderados suelen cometer los mayores despropósitos. Véase el siguiente ejemplo entre los muchos que pudieran referirse.

Un niño ya grandecito fue invitado por un amigo y compañero suyo, a pasar en su casa la tarde del día de su santo. Ese niño no conocía en aquella casa más que a su amigo. A media tarde se juntó mucha gente para merendar, y el desventurado imprudente dijo a su amiguito:

- Oye, chico, ¿quién es aquella vieja tan fea que tiene unas narices tan grandes?

El otro, que le quería mucho, con cariño y bajito, le dijo riéndose:

- ¡Calla, chico, calla que es mi abuelita!

Bien podéis creer que el infeliz quedó más corrido y avergonzado de lo que se puede decir.

Buenos modales durante las visitas de los niños bien educados

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Malos modales durante las visitas de los niños mal educados

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