El hombre fino al gusto del día. Introducción.

Manual completo de urbanidad, cortesía y buen tono. Con la reglas, aplicaciones y ejemplos del arte de presentarse y conducirse en toda clase de reuniones y visitas.

El hombre fino al gusto del día, ó, Manual completo de urbanidad, cortesía y buen tono.

 

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Introducción.

Jamás un libro podrá dar el conocimiento perfecto del uso y tono de la que se llama sociedad fina. Sin embargo, aquel a quien una natural puede privar de las preciosas ventajas de que la naturaleza y la educación le hubiesen dotado, encontrará en éste las nociones principales e indispensables para darse a conocer en la sociedad. Tendrá pues esta obra un objeto positivo de utilidad.

París, centro de la civilización y de sociabilidad, de ligereza y de disciplina, de fortuna y de necesidades; París, "palacio real de la Francia", adquiere de día en día nueva importancia en esta materia. Es sabido que cada cual, aun sin conocerlo, se apresura a someterse a los decretos de este tribunal supremo de gusto; que en el día se viene a esta capital a aprender las delicadezas de la urbanidad, de las gracias y de la política, que así como nuestra lengua y nuestra cocina, se va haciendo Europea. Pertenece, pues, a un parisiense el reunir en un solo cuerpo de doctrina, las leyes e imperiosas reglas de la urbanidad que a nadie es dado ignorar, y a pocos quebrantarlas.

Como la finura es la expresión o imitación de las virtudes sociales, el buen tono depende sobre todo del espíritu de observación y de la costumbre. Con el uno procuramos instruirnos de las costumbres y los usos; el otro nos los hace familiares. Es preciso pues, dedicarse a adquirir el tono de lo que se llama sociedad fina o buena compañía. ¿Pero, dónde encontrarle?

"Las diversiones del pueblo, el modo de vestirse, de hacer regalos, de escribir cartas y de hacer un convite, etc. son usos que tienen fuerza de leyes"

Las clases elevadas, ocupadas constantemente con los grandes intereses de fortuna y de elevación, llevan a sus reuniones de diversión, fórmulas serias, casi diplomáticas, que destierran lo natural y libre. Las diversiones del pueblo, el modo de vestirse, de hacer regalos, de escribir cartas y de hacer un convite, etc. son usos que tienen fuerza de leyes y que nadie se atreve a dispensarse de ellos. En Pekín hay un tribunal particular, una de cuyas principales funciones es vigilar en todas estas prácticas.

Todo el talento del mundo no bastaría para suplir el conocimiento de las teorías delicadas consagradas por el uso. Se han visto hombres dotados de luces y de ingenio que se han conducido en una comida como el niño más mal criado. En el cuerpo de esta obra se verá una anécdota graciosa del abate Cosson, que con ser un hombre lleno de conocimientos, no pudo menos de incurrir en mil ridiculeces en una comida, y que si hubiera tenido un libro como el que ofrecemos ahora al público, en que se hubiesen consignado los resultados de una larga experiencia del mundo, y de un estudio profundo de lo que exige la sociedad, se hubiera libertado, sin duda, de ser la irrisión de aquella concurrencia.

Esperamos, pues, que los jóvenes particularmente saquen de su lectura el fruto que nos proponemos y que ha sido el resultado de nuestras tareas.