Que descansada vida la que huye del mundanal ruido. Las diversiones y los paseos al campo.

En las reuniones de muchachas, las notas discordantes suelen ser producidas por chicas a quien nunca apetece el plan propuesto.

Ediciones de la Sección Femenina, Departamento de Cultura. 1.955

 

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Convivencia Social. Formación Familiar y Social. Tercer curso.

Animación.

En las reuniones de muchachas, las notas discordantes suelen ser producidas por chicas a quien nunca apetece el plan propuesto. Si se trata de jugar, no les hace gracia; si de hacer teatro, no saben; si de cantar en coro, no tienen oído; si de bailar, les aburre, etc. En realidad, lo que pretenden es hacerse interesantes y llamar la atención. Hay que procurar, por el contrario, prestar encanto a la reunión mostrándose animadas. La que no pueda estarlo por cualquier cosa es mejor que dé una disculpa para quedarse en casa.

Grupitos.

También es desagradable que se formen grupitos cuando la reunión no es animada y que se critique todo, simplemente por hablar. Debe procurarse la mayor unidad, porque es la única manera de que la fiesta sea igual para todos los asistentes.

Sentido de responsabilidad.

Aunque hay ciertas cosas que son siempre reprobables, el hacerlas delante de la gente, entre nuestras propias amigas, aumenta nuestra responsabilidad, por el mal ejemplo que damos.

No debemos ir al cine o al teatro sin tener en cuenta la moralidad de la película o de la obra. Desde que se empieza a alternar en sociedad es preciso tener un criterio acerca de lo "bueno y de lo malo", y al principio es preciso que nos fiemos del criterio de nuestros padres.

No hay nada más tonto que una muchacha ligera que va donde la llevan, sin pensar si debe o no acudir. Cuando hagáis una cosa, por pequeña que sea, pensad antes si es buena o mala; así obraréis conscientemente y podréis responder de vuestros actos.

En el teatro.

Por lo que a espectáculos se refiere, procurad también no molestar en ellos con risas exageradas ni con comentarios en voz alta, que son una forma de llamar la atención. Las personas correctas, y ésas son las únicas que interesan, no podrán sino llamaros mal educadas por ello.

En los conciertos, silencio absoluto, abominar la tos o marcharos de puntillas.

Si conocéis de antemano la función, no pretendáis contarla a los que os acompañan, que preferirán seguramente que los dejéis escuchar. También son personas mal educadas las que protestan de la obra continuamente, distrayendo y molestando a los demás.

Excursiones.

Las excursiones son una de las distracciones más agradables, más sanas y hoy día más en boga. Pueden hacerse excursiones en familia o con un grupo de amigos. Aunque parezcan más divertidas las segundas, no deben rechazarse las primeras, ni poner mala cara cuando se decida alguna. Para los padres es un gusto pasar un día de esparcimiento con sus hijos, y no estropearles este placer demostrando aburrimiento o desgana. Además, con ellos lo pasaréis divinamente.

¿A dónde vamos?

Lo primero que hay que escoger es un lugar. Que no esté cerca de ningún estercolero (moscas dañinas), de aguas estancadas (mosquitos de paludismo), ni sea terreno pantanoso (muchos excursionistas se han hundido y aún ahogado en estos pantanos). Si es época de calor, iremos donde haya arbolado. Pero nunca en un hoyo, aunque una cañada o un arroyo será delicioso. Que haya agua potable. Es absurdo tratar de apagar la sed sin disponer más que de alguna botellita de agua mineral, y mucho menos con bebidas alcohólicas, que suelen hacer daño. Los termos son muy cómodos y prácticos para la bebida fría y caliente, pero hay que tener cuidado de que no se rajen por dentro; la sustancia que tienen entre doble fondo intoxica mucho.

Comestibles.

Se deben llevar los comestibles preparados de manera que manchen lo menos posible, trinchados y racionados de antemano, de manera que se simplifique su reparto.

Comida en el campo.

Se pueden llevar platitos de cartón, como los que utilizan en las pastelerías, pero en forma redonda, que son más adecuados. Las servilletas de papel son también muy prácticas.

Recoger los platos y papeles al terminar, y todas las cáscaras de frutas y restos. Enterrarlos o guardarlos en el propio cesto de la merienda.

Dicen que en la mesa y en el juego se conoce la educación; pero ésta se pone mucho más de relieve cuando se come y se juega al aire libre, en días de excursión.

La mesita plegable es lo más práctico para estas meriendas. Si no se tiene, puede sustituirse por un pie de madera de forma de tijera, que, cerrado, abulta y pesa poco. Este pie puede servir de soporte a una bandeja de madera, donde, colocadas las provisiones, se ven libres de toda invasión de hormigas y tierra. Esta mesita, verdadera o improvisada, puede servir en las horas de calor, mientras se descansa en la sombra, para mesa de juego (naipes, por ejemplo), cambiando el mantel por un tapete de fieltro, por ejemplo.

Las personas de buen gusto se distinguen en estos detalles. Para todo esto hay que tener en cuenta el vehículo que se va a utilizar, porque si tenemos que ir a pie no podemos llevar mucha carga y es más cómodo suprimir todas estas cosas y, sencillamente, colocar el mantel en el suelo, en el sitio que parezca reunir más condiciones.

Detalles.

En estos paseos se pueden recoger algunas hierbas aromáticas (malvarrosa, romero, espliego, tomillo, etc.) y algunas flores silvestres con que adornar la casa, como la gayomba, esa flor amarilla de la primavera, y que son un recuerdo de la excursión. Si ha quedado en casa alguna persona de edad (abuelo, tío, etc.), le agradará veros entrar con esas flores, que les traen una participación del paseo del que ya ellos no pueden disfrutar.

También es divertido, si el paseo o la excursión es a la playa, recoger conchas, caracoles o cangrejos...

¿Y qué otras cosas se os ocurren?

La ropa.

En la ropa se ha de tener en cuenta, sobre todo para los niños o personas de edad, los probables cambios de temperatura durante las horas que se permanezca fuera de casa, y el calzado cómodo y apropiado.

Recordaréis que en la propiedad de la indumentaria se distinguen las personas de buen gusto.

A una excursión no se llevará nunca un traje de vestir; vestidos sencillos de hilo o cretona, si es verano; jerseys, vestidos de punto o traje de hechura sastre, si es invierno. Aunque haga calor, no se debe prescindir de una chaqueta ligera.

Botiquín.

Si se llevan niños, es conveniente preparar botiquín. No hace falta llevar mucho material. En caso de accidente grave, siempre hay donde acudir en nuestro país, como en todo el mundo civilizado. Pero sí se debe llevar y aplicar, por muy leve que sea el accidente, algún desinfectante, como yodo o agua oxigenada, por ejemplo. Esta última es mejor, por el cierre hermético que tienen sus botellas y por ser más eficaz aún contra el microbio del tétanos, que suele existir en carreteras y cañadas por donde transita el ganado. Algo de algodón y gasa hidrófila y un carrete de esparadrapo.

Todos estos preparativos serán proporcionados a la duración de la excursión, sin exagerarlos ni complicarse la vida.

Compostura.

En las excursiones, cuando no son en familia, se debe tener un cuidado especial en conservar en todo momento la compostura y dignidad. Muchas veces los grupos son a base de muchachas y muchachos; se puede ser muy alegre y muy divertida, pero guardando una compostura perfecta en todo momento, y aunque con una gran cordialidad, conservando las distancias y sabiéndose hacer respetar.

La bicicleta.

Hoy día son muy corrientes las excursiones en bicicleta; conviene utilizar un vestuario adecuado que permita libertad de movimientos, conservando todo el recato necesario. Para ir en bicicleta es muy conveniente el uso de la falda-pantalón, que, conservando la línea y gracia femenina, permite toda serie de movimientos. Nunca se arrepentirán las muchachas de ser modestas, ya que no sólo no les resta ningún encanto, sino, al contrario, les conserva, aún en medio de la mayor camaradería, el pudor y la feminidad, cualidades esenciales de la mujer.

Los pantalones.

Cuando las modas son llamativas, no conviene ser la primera ni la segunda en llevarlas. Pero si son prácticas y el uso las consagra y las hace universales, es muy idifícil sustraerse a ellas. Así, por ejemplo, la moda de los pantalones para determinados deportes. Mientras menos utilicemos los pantalones será mejor.

Pero si la motocicleta, y la bicicleta, y la pesca, y el caballo los hacen casi necesarios porque son más envolventes que las faldas, y en ese sentido más decentes, reduzcamos su uso a estos fines y con estos fines de "propiedad" y de decencia. No como una gracia, sino como una necesidad. En general, favorecen menos que las faldas, sobre todo a la contextura de la mujer española, muy mujer y con formas muy acusadas, que no encajan con la línea recta, varonil, del pantalón.

Invitadas.

Muchas veces se recibe una invitación para pasar el día en casa de algunos parientes o amigos. En esas invitaciones es preciso, ya que se nos proporciona un rato agradable, procurar demostrar nuestro agradecimiento y ser nosotros agradables también con los demás.

Por mucha confianza que se tenga con la familia a cuya casa se va, es preciso ser atenta y correcta en todo momento, saludando al llegar primero a los padres y personas de respeto, dándoles un rato de conversación antes de irnos con las muchachas de nuestra edad. También antes de marcharnos agradeceremos la atención que con nosotros han tenido.

La Naturaleza.

Los paseos al campo, en balandro, a caballo, a pie, tienen una influencia magnífica no sólo en la salud corporal, sino también para refrescar el espíritu.

Los paseos parece que se prestan a la cordial confidencia con las amigas. Y nuestros pensamientos se levantan con más admiración y más emoción hacia Dios Creador de tanta maravilla. La Naturaleza nos conmueve.

De muy niñas habéis gozado de una pradera muy verde que os reveló toda su belleza, y aún no habéis olvidado aquella primera impresión inconcreta y vaga... Ahora, a vuestros trece o catorce años, una tarde, de pronto, percibís la hermosura de un atardecer, y si estás sola, la emoción es tan intensa, que hasta parece que se os saltan las lágrimas... Ante un mar mañanero irisado de luz o ante un plácido mar en un atardecer mediterráneo, un mar quieto, plata y rosa, os habéis quedado pasmadas...

Fray Luis de León, nuestro gran poeta del siglo XVI, describe, así "La vida retirada", y ¡ con cuánta sensibilidad se ve que percibe la hermosura del huerto, del aire, el agua y la verdura!...

¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!...

. "Del monte en la ladera
por mi mano plantado tengo un huerto,
que, con la primavera,
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
de ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

Y luego sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo,
y con diversas flores va esparciendo.

El aire el huerto orea
y ofrece mil olores al sentido,
los árboles menea
con un manso ruido
que del oro y del cetro pone olvido"...

(Fray Luis de León).

Sensibilidad.

La muchacha que siente la Naturaleza y que sabe gozar y disfrutar de ella tiene más sensibilidad que aquella otra que sólo disfruta en el cine, fiesta, etc.

¿Y este "prado, de fresca sombra lleno", tan admirablemente pintado?

"Corrientes aguas puras, cristalinas, árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno"...

(Garcilaso de la Vega. 1503-1536. De la égloga primera).