Entrevista a Lucrecia Jaureguiberry.

Lucrecia Jaureguiberry: "El ABC del ceremonial y protocolo".

 

Imagen Genérica Protocolo y Etiqueta protocolo.org

"El ABC del ceremonial y protocolo".

Desde sus clases en el secundario, sus charlas o simplemente escuchándola, "Lucki", como todos la llaman, destila conocimiento, una presencia impecable y, sobre todo, es un libro abierto en el arte del ceremonial. La escuchamos atentos, aprendiendo de sus consejos y sorprendiéndonos con sus lecciones, siempre amables, con el tono justo y con un nuevo saber a la vuelta de cada frase.

¿Cómo llegaste a la docencia?

Por tradición familiar ¡así de simple! Viví en Buenos Aires y terminé el secundario en un colegio que otorgaba título de maestra. Además, cuando mis padres se separaron con mis hermanos fuimos a vivir con mis abuelos y mi abuela era una directora de escuela recién jubilada así que me mandó a ese colegio, La Anunciata, para que siguiera docencia.

¿Cuándo y por qué te mudaste a General Villegas?

Mi papá tenía en aquel momento una empresa de fumigación que trabajaba en Villegas y, cuando se disolvió, nos vinimos a vivir un año a acá donde conocí al que unos años después fue mi marido. Así que me terminé instalando.

¿Y qué hiciste para vivir en el pueblo?

Eso fue a fines de los sesenta, estaba Hugo Triaca como intendente y un día fui a pedirle trabajo. Así que cuando crea la primera escuela técnica femenina, donde se daban cursos prácticos a señoras, yo daba la parte de artesanía, como si fuera "Utílisima". Por suerte corría con la ventaja de que había visto mucho "¡Buenas tardes, mucho gusto!", en Buenos Aires, y que mientras cursaba el secundario tomaba cursos nocturnos de Corte y Confección y clases en la empresa de plástico Plavinil, donde ¡hacíamos hasta cortinas de baño! Con el tiempo me inscribí como maestra y después no paré nunca más.

¿Y cómo llegaste a estudiar Ceremonial?

Tuve directores que me marcaron, como María Elena Balda, que estaba a cargo de Terciario en IMI y tenía una capacidad, una visión, que perceptivamente debe haber tenido un tercer ojo. Porque sin saber nada de mi vida personal me comenta de una invitación para las Jornadas Nacionales de Ceremonial que eran el Círculo Militar, un lugar que era mi segunda casa porque allí hacíamos los festejos familiares. Así que cuando fui me enamoré del Ceremonial.

¿Nos contás de qué se trata?

El protocolo te indica lo que tenés que hacer y el ceremonial te dice cómo. Y de alguna manera fue la educación que yo tuve. Mi papá era el que te decía lo que tenías que hacer, lo que se esperaba de vos (como la puntualidad, o los zapatos lustrados), y la familia de mi mamá era de damas exquisitas y te decía cómo hacer las cosas. Pero siempre de la mejor manera. Además lo veíamos en ella. ¡No recuerdo a mi mamá chupando una naranja!

Así que las jornadas fueron una visagra...

Sí, una apertura de cabeza total. Conocí gente de otros países y escuché grandes discursos con un vuelo que no lo podía creer. Así que ahí me inscribí para estudiar Organización de eventos, ferias y congresos a distancia. Y de ahí seguí estudiando Ceremonial Docente, Ceremonial Municipal, ¡un montón de cosas!

¿De qué se trata el Ceremonial docente?

Todo tiene que ver con todo. Durante muchos años los docentes tuvimos una educación muy estricta porque nos formamos con lo que teníamos que hacer y cómo hacerlo. Pero después se vino un tiempo con un poco de caos. Los chicos comiendo chicle o cantando el himno con los brazos cruzados. ¡Antes no empezaba un acto si no estaban todos en posición de firme! Entonces el ceremonial tiene que ver con aplicar las pautas que ya están escritas. Como el color de la bandera, que te dicen que tiene que ser "azul celeste", pero eso no es muy clara. Lo mismo con sus rayos del sol: de los 32 rayos hay 16 que tienen que ser cóncavos y 16 convexos.

Y debe haber cosas se aprenden con la experiencia...

Sí, yo he tenido directoras que nos decían que las docentes no tenían que usar pantalones rojos, siempre de colores neutros, para no distraer. Hay cosas que no figuran en ningún lado pero son de tradición oral.

¿Cómo lograste llevar el ceremonial a las aulas?

Desde hace algunos años, y gracias a directivos con cabezas amplias, tengo un proyecto sobre Ceremonial Universitario para los últimos años del secundario. Sirve para conocer todo lo que se espera del estudiante en esa instancia, lo actitudinal. Porque con el cuerpo se dice un montón de cosas. Y en la reuniones te estudian los gestos, cómo sentarte, lo esperable, lo estético. Todas las conductas sociales tienen sus porqués, indicados por el protocolo. Los chicos se entusiasman mucho... hasta aprenden cómo dar un apretón de manos...

¿Y cómo hay que darlo?

En una entrevista laboral con el apretón de manos se dicen un montón de cosas sobre la personalidad. Está el que te rompe los dedos, el de la mano temblorosa. El apretón tiene que ser cálido sin ser triturante y no hay que llevar anillos para no lastimar. Si tenés las manos húmedas conviene hacer como que te acomodás la camisa y te las vas secando. Y sobre todo hay que tener cuidado con los zapatos. Porque la mirada del otro va de abajo hacia arriba, y si vos sos desconectado con la base, con lo que te tiene sobre la tierra, ni pensar cómo estará todo en la mente. También hay que tener cuidado con las manos y no estar con las uñas comidas. O saber que nunca hay que comer durante una entrevista, aunque te lo ofrezcan. Es seguro que te van a hacer preguntas y van a empezar a volar migas.

¡Cuántas cosas! ¿Y se saluda con la mano o con un beso?

Depende. Siempre hay que esperar a ver qué hace la persona con mayor jerarquía o rango. La iniciativa nunca te corresponde, siempre tenés que estar expectante. Así que en colegio trabajamos mucho de eso con los alumnos y lo terminábamos con desayunos de trabajo. Pero hice muchos cursos como jornadas de té.

¡Queremos algunos consejos!

Uh, hay muchos. Por ejemplo, como anfitriona hay que dar la primera taza con el asa indicando las cinco de la tarde, que tiene que ver con cómo se toma el té en Occidente. Hay que preguntarle al invitado cómo lo toma (con leche, crema, azúcar) y en la segunda taza hay que recordarlo. Es una forma de demostrar el esfuerzo por agasajar.

Y el Abc a la hora de sentarse a la mesa?

Primero que nada hay que hacerlo a veinticinco centímetros de distancia y con la espalda derecha (¡cómo tragándose un tenedor!). Los cubiertos siempre van a estar ubicados de afuera hacia adentro, así que indican y ordenan lo que uno va a comer, pescado, carne, postre...

¿Hay ceremonial y protocolo para comer un asado?

Si estás en un ámbito muy descontracturado, no. Sé como sos vos. Y más si es una casa, lo ideal es pasar un buen momento y que todos se sientan cómodos, con los modales básicos.

¡Así que se puede comer el choripán con la mano!

¡Pero tranquilamente! Pero lo que no voy a poner, aunque me lo pidan, ¡son los palillos de diente! Igual quiero decir que la sociedad villeguense es una sociedad educada y tiene que ver con lo que recibieron de sus mayores inmigrantes. Gente de pueblo muy correcta y prolija. Recuerdo que mi abuela siempre decía: "Mientras esté lavado, planchado y cocido...¡está bien!".

Nos despedimos de Lucki con la sensación de haber conocido un mundo distinto, con sus valores, su tradición y sus porqués. No es garantía de que vamos a poder aplicarlo, pero al menos haremos el intento ¡y sabremos los motivos!