Reglas para ser un buen invitado en una fiesta de Navidad
"Te reciben según te presentas; te despiden, según te comportas". Hay que tener mucho cuidado con lo que se hace y con lo que se dice
Cómo ser un invitado correcto en una fiesta de Navidad
Un invitado correcto es aquel que sabe estar en todo momento y con cualquier persona. No se puede ser educado únicamente con quien nos cae bien o tiene afinidades con nosotros. Hay que ser educado y correcto hasta con nuestros 'enemigos'.
Casi siempre que pensamos en que colaborar con los anfitriones, suponemos que la colaboración consiste en ayudar en su casa. No tiene por qué ser así. Podemos ayudarles haciendo algún tipo de recado o favor que les deje más tiempo para hacer otras cosas. Algo tan sencillo como recoger un encargo, cuidar a los niños en nuestra casa para que no les molesten, etc.
Cuando nos invitan a una fiesta de Navidad, de las muchas que se celebran por estas fechas, es adecuado llevar un regalo para los anfitriones. Un simple obsequio es suficiente, no hace falta que sea nada ostentoso ni fuera de lugar. Simplemente, es un gesto de cortesía a tener con los anfitriones de la casa.
Es correcto tener un detalle con los anfitriones, independientemente de la costumbre que haya con respecto a realizar algún regalo al amigo invisible o cualquier otra tradición similar que haya para hacer entre los invitados. El regalo para los anfitriones es una muestra de agradecimiento por la invitación recibida.
Si sabemos que los anfitriones tienen hijos, llevar un pequeño obsequio o unas golosinas puede hacer tan felices a los niños como a los padres. Quien se 'gana' a los hijos se 'gana' a sus padres.
¿Qué regalo hacer a los anfitriones?
Uno de los regalos más habituales son las flores. Un bonito ramo de flores, siempre será bien recibido, salvo que los anfitriones sean alérgicos a las flores -aun así, nos lo agradecerán-. Una flor de Navidad -Euphorbia pulcherrima- es una de las plantas que más se regala en estas fechas navideñas.
Si nos invitan a una fiesta de Navidad debemos confirmar nuestra asistencia o no asistencia lo antes posible. Esta información ayuda a que los anfitriones sepan a qué deben atenerse. Debemos tener presente que no somos el único invitado a la fiesta. Si todos los invitados dejan la contestación para última hora, puede suponer un problema para los anfitriones-organizadores -en cuanto temas como el espacio, la cantidad de comida y bebida, etcétera-.
Echar una mano. Dispuesto a colaborar
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Cuando la fiesta es con amigos y familiares podemos ofrecernos para ayudar con alguna tarea -poner la mesa, recibir o atender a otros invitados, etcétera-. En algunos casos puede que sea bien agradecido este ofrecimiento por parte de sus anfitriones. Nunca viene mal una ayuda en alguna cuestión en particular.
¿Qué me pongo para la ocasión? El vestuario del invitado perfecto
En cuanto al vestuario, aunque nos guste vestir según nuestro propio estilo, debemos "cumplir" con lo que se requiera en las invitaciones o las costumbres propias de cada lugar o familia. Si no se indica nada, debemos vestir acordes a nuestro propio gusto y en consonancia con la hora del día -almuerzo o cena-, el lugar -en casa o fuera de casa- y el clima que tenga en la zona. Otros condicionantes a la hora de elegir un determinado vestuario podrían ser la edad, la fisonomía, la moda, etcétera.
Tengamos presente este dicho: "Te reciben según te presentas; te despiden, según te comportas". Hay que tener mucho cuidado con lo que hacemos y con lo que decimos. Sin quererlo, podemos estropear la velada a los anfitriones y a sus invitados.
Buenos modales en la mesa
En la mesa hay que demostrar un comportamiento adecuado y educado. Cuidado con lo que comemos y con lo que bebemos -sobre todo en cuanto a la cantidad-. También hay que poner un poco de cuidado en el manejo los cubiertos, en saber utilizar las copas y la servilleta de forma apropiada. La buena educación no admite disimulos en la mesa. Los modales en la mesa son uno de los mejores exámenes para poner a prueba nuestra buena educación y saber estar.
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Hay que tratar de conversar -platicar- con los invitados siempre que tengamos ocasión. Pero cuidado, sin entrar en temas polémicos o poco agradables -enfermedades, desgracias o muertes, etcétera-. Es correcto hablar y participar, pero con moderación. Hay que dejar hablar y saber escuchar. Socializar en una fiesta es una manera de participar integrándonos en cualquier actividad que haya: baile, juegos de mesa, conversación, etcétera.
Por último, a la hora de irnos es correcto despedirnos del resto de los invitados -si no es una celebración multitudinaria-. Si hay muchos invitados, al menos, hay que despedirse de los anfitriones, agradeciéndoles la invitación y las atenciones recibidas. No podemos despedirnos a la francesa.