Saber ser natural
Las personas somos de manera muy distinta unas de otras, lo que no quiere decir que unas sean mejor o peor que otras
Ser natural, no descortés o maleducado
La naturalidad de una persona es uno de sus grandes valores, que algunas veces las personas pierden por "encorsetarse" demasiado ateniéndose a cánones ridículos y reglas o usos poco actuales. Ser educado no significa ser una persona rígida y encorsetada. Aunque, tampoco ser natural significa ser descortés, grosero o maleducado -todos conocemos a personas que tutean a todo el mundo, que se lanzan a dar un efusivo abrazo a personas que acaban de conocer, que te dan dos "cariñosos" besos sin venir a cuento, etcétera -. Esto no tiene nada que ver con ser natural. Más bien tiene que ver con una comportamiento incorrecto.
Fingir o aparentar, un mal disfraz
Un comportamiento forzado, fingido o poco natural se nota en la mayoría de los casos -aquí podemos recordar un conocido dicho " compórtate en casa como si estuvieras en un palacio, para que cuando estés en un palacio te puedas comportar como en casa "-. Tratar de disimular ciertos defectos o carencias solo hace que centrar la atención mucho más en ellos que si no se les dieran tanta importancia.
Una persona educada es una persona que sabe adaptarse "al medio" en el que se encuentra, sin perder su auténtica personalidad. Imitar, fingir o aparentar lo que no somos, es un error que muchas personas cometen. Socialmente son muchos los ejemplos que podemos ver de personas que destacan más por su falta de naturalidad que por sus buenos modales.
La perfección no existe, la buena educación sí
Nadie es perfecto, aunque tengamos idealizada a una persona que nos parece que todo lo hace bien. Seguramente, esa persona actúa de forma muy natural y hace que estos pequeños defectos o carencias pasen desapercibidas. Quienes saben convivir con estas "imperfecciones" -que todos tenemos- no necesitan "actuar" en ningún momento de su vida. Saben comportarse con naturalidad estén en un palacio o en la casa de un amigo o familiar.
La observación es una buena forma de aprender
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Es bueno aprender de los demás, pero siempre que ello no haga que una persona pierda su naturalidad. Cada día podemos aprender cosas nuevas que incorporamos a nuestra vida -experiencia-; estos nuevos aprendizajes deben enriquecernos pero no cambiarnos como persona; eso sería un error. Una persona demasiado voluble, influenciable y maleable suele carecer de personalidad, lo que le hace frágil e insegura ante el resto de la sociedad.
Los conocimientos adquiridos por medio de la experiencia hay que saberlos tamizar y cribar para adaptarlos a nuestra propia personalidad y forma de ser. La experiencia no debe ser una "operación" estética que nos haga perder personalidad o naturalidad; debe obrar un cambio interior no exterior, haciéndonos ganar fuerza y seguridad.