Reglas de urbanidad que conciernen a las mujeres

Lo que dicta la urbanidad con respecto a las reglas pautas que deben seguir las mujeres en sociedad

La urbanidad en verso. 1851.

 

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Reglas de urbanidad que conciernen a las mujeres


¿Qué reglas principales debe tener presente una señora en el trato social?

Una señora ha de tener presente
que por la calidad particular
que le da el bello sexo, ha de guardar
lo que dicta el decoro atentamente;
y que si bien usar de tolerancia
con el decoro el hombre a veces puede,
a la mujer ninguna se concede
con respecto a su rígida observancia.

No debe aparentar una señora
tener viveza o bien sabiduría,
que con tal proceder solo se haría
desprecio de todos acreedora.

Muy baja y muy ridícula opinión
dá de sí la señora que pretenda
alabarse de alguna propia prenda,
o alarde quiera hacer de erudición.

Dicta el decoro a una mujer también,
que en el hablar no muestre necedad,
que destierre de sí la vanidad,
y más la altanería y el desdén.

En la señora debe ser risueño
su modo de mirar; su trato, afable;
su despejo, modesto y halagüeño;
su lenguage, decente y agradable.

La calidad que con mayor razón
en las señoras es más apreciada,
es la de observar bien la religión,
y en sus actos tenerla venerada.

En vestir con buen gusto y con limpieza
una mujer pondrá sumo cuidado;
no andará nunca en paso apresurado,
empero erguirá siempre la cabeza.

Una señora deberá advertir,
que si bien puede con moderación
ir a toda sociable diversión.
yendo sola a ninguna ha de asistir.

Como mucho más deben las señoras
cumplir con sus quehaceres que adornarse,
se desprecian aquellas que en peinarse
o en vestirse invierten muchas horas.

Faltará a su decoro la mujer
que se estará vistiendo o bien peinando,
a pesar de haber visto o de saber
que lo que ella hace un hombre está mirando.

Una señora deberá poner
cuidado en no extraviar su corazón,
y huirá de cualquiera diversión
o trato que su honor pueda perder.

No debe procurar una señora
captarse con afeites el amor;
mucho más su modestia y su candor
del cariño la harán merecedora.

Y si algún joven le alabare atento
su belleza o sus prendas personales,
de ningún modo puede dar señales
de aceptación o de envanecimiento.

Por fin, una señora ha de grabar
para siempre esta máxima en su mente:
"Si el decoro es al hombre conveniente,
la señora con él se ha de adornar".