Carta a un caballero cuya sociedad se echa de menos.

Carta y su correspondiente contestación a un caballero cuya sociedad se echa de menos.

Novísimo manual epistolar o colección completa de cartas familiares y de comercio.

 

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Carta a un caballero cuya sociedad se echa de menos.

Sr. D. Valentín N.

Peñaranda.

Oliveiros 12 de junio de 185..

Mi querido amigo:

Desde que por motivos relativos a su salud e intereses, he tenido la desgracia de perder su amable compañía, en verdad le digo, que me parece hallarme en el limbo; la conversación de Vmd. tan amable y tan festiva, su vasta erudición, su carácter tan jovial y placentero, había llegado a ser para mí una verdadera necesidas; considere Vmd., por tanto, si habré echado de menos su buena sociedad, si esperaré con ansia sus cartas que hasta cierto punto suplen dicha falta, si las leeré y volveré a leer cuando todas ellas llevan impresos el sello de su bondad, de su genio festivo y de su amabilidad.

Por Dios, no me haga Vmd. desearlas tanto; sea Vmd. más compasivo con los que están provados de ver la cara, no diré del dios tutelar, sino de un amigo tan bueno como Vmd.

¿Se acuerda Vmd.de aquellas noches de verano en que reunidos bajo el emparrado de su jardín, nos contaba Vmd. aquellos maravillosos cuentos de hadas, espectros y fantasmas; cuando nos refería aquellos singulares sucesos que hallaba Vmd. en las crónicas de los antiguos tiempos; cuando los hijos de D. Cosme se acurrucaban junto a nosotros, como doña Paula hacía repetidas veces la señal de la cruz, y D. Tadeo el sobrino del canónigo se reía como un loco? iQué horas tan placenteras habíamos pasado a su lado! Y cuando nos refería Vmd. las graciosas aventuras en que había tomado parte durante los viajes que cuando mozo hizo Vmd., qué modo de reír nos hacíamos todos; cuántas veces había deseado en mi interior haber podido encontrarme en ellas y participar de los sustos y buenos ratos que había Vmd. tenido.

Todo esto se acabó para nosotros, mi Sr. D. Valentín, ya no es Vmd. el alma de nuestras reuniones; el silencio más completo, la tristeza más profunda reina en nuestra casa desde que Vmd. nos ha abandonado. Sea Vmd., por tanto, un poco compasivo, escríbanos alguna carta que nos hagan olvidar siquiera por breves momentos nuestro aislamiento, particípenos Vmd. el estado de su salud, si le prueba a Vmd. el pais, y se lo agradecerán en el alma sus amigos y en particular este su afecto S.S. Q.S.M.B.:

Gonzalo Ganímedes.

Contestación.

Sr. D. Gonzalo Ganímedes.

Oliveiros.

Peñaranda 27 de junio de 185..

Mi buen amigo:

Vmd se queja porque le he abandonado; yo me lamento porque lo he hecho; Vmd. echa de menos mi compañía que se ha empeñado en llamar amable; yo me aflijo por no encontrar amigos tan bondadosos como Vmd.

En ésa tenía al menos quien conmigo compartiese en las horas de descanso y de solaz; en ésta forman mi auditorio las paredes de mi cuarto, y como tengo un natural sumamente comunicativo, como no me guata que se callen cuando yo habló, de ahí es que ningún placer me proporcionan semejantes relaciones; al contrario, este forzado silencio me aflige en gran manera, y como que muchas veces quiero salir de él a toda costa y me dirijo por decirlo así maquinalmente a la primera persona que a mi vista se presenta, y esta es comunmente mi venerada dueña la de los sesenta abriles, mujer desengañada del mundo, de sus armonías, voces, cantos y sonidos, y como yo me empeñe en querer que me escuche y ella en no acceder a mis deseos, yo en hablarla y ella en taparse los oídos, yo en gritar y ella en huirme, yo en ponerme de mal humor y ella en ser víctima del histérico, de esto resulta que yo me aburra y ella se incomoda, que yo me desespero y ella hace otro tanto, y que ambos nos damos unos malos ratos que no hay más que ver.

Considere Vmd. pues amigo mío, quién es aquí el afligido, si Vmd. por no poder oír mis pobres razones o yo en no poder decírselas a Vd.; en fin, si es el paciente que dbee callar o el curioso que desea oír. Respetemos la voluntad de Dios que así lo tenía dispuesto, y encomendándonos a él de todo corazón, supliquémosle que nos conceda algún día en que podamos volver a unirnos para consuelo de ambos.

Entretanto, salude Vmd. cordialmente a los amigos, y disponga en lo que sea de su agrado de este su afectísimo servidor Q.S.M.B.:

Valentín N.