La 'desaparición' de algún objeto. ¿Qué hacer?

No es una situación habitual, pero se puede dar el caso en una fiesta o reunión que alguno de los invitados sustraiga algo de la casa o de algún invitado

 

Objetos robados fiesta. Un ladrón sustrae algo del bolso de una mujer protocolo.org - FP Pro

Echamos algo en falta, ¿hurto,  pérdida o descuido?

Si hablamos de situaciones incómodas, vamos con una de las peores, o al menos de las más desagradables. La desaparición o "extravío" de objetos de la casa o de alguna pertenencia de los invitados. Puede resultar hasta gracioso en una novela de Agatha Christie pero muy desagradable cuando hay que enfrentarse a un invitado, amigo o familiar.

¿Cómo debe actuar el anfitrión ante una situación semejante?

Personalmente, creemos que es la situación más complicada y menos agradable en la que un anfitrión se puede encontrar.

Un mal día lo tiene cualquiera, se puede tomar una copa de más en alguna ocasión, decir algo inapropiado... pero ser "amigo de lo ajeno" es una traición a la confianza del anfitrión y, seguramente, de la amistad.

Asegurarse de que falta y no está guardado o extraviado

Descubrir la desaparición o 'extravío' de objetos es un momento muy duro para el anfitrión. Plantear esta cuestión a sus invitados, es un mal trago muy difícil de pasar. Por supuesto, que antes de hacer un planteamiento de este tipo hay que estar seguros al cien por cien que falta algo. Que no le hemos colocado en otro lugar, que no lo hemos prestado, que el invitado lo ha dejado en casa o en otro lugar, o que falta por cualquier otro motivo.

Antes de plantear la cuestión, se pueden dar dos casos: que hayamos visto o pillado al personaje en plena faena, es decir, pillado "in fraganti" o que no tengamos ni idea quién ha podido ser.

Brújula mano. Objeto, brújula en la mano dima_goroziya - Pixabay

Analizar todos los casos y ver sus posibles soluciones

En el primer caso, para no violentar al resto de invitados, podemos llevar a nuestro invitado de "manos largas" a otra habitación o a un lugar apartado y comentarle el hecho. Pedirle que reponga lo sustraído, y que no va a tomar medidas ni va a ser delatado ante el resto de invitados (aunque por ganas lo haría).

Si se da el caso, no tener ni la menor idea de quién ha sido, puede optar por darlo por perdido y olvidarse del tema, muy a su pesar, o bien, cuando la pieza u objeto sea algo de mucho valor, sentimental o económico, lo más sincero y efectivo es plantearlo de forma directa, sin rodeos. Lo de coger el toro por los cuernos, hay que aplicarlo en este caso.

Se pueden dar diversas opciones lo más viables posibles para resolver el tema de forma discreta y que nadie salga perjudicado o dañado con motivo de ese percance. Dar la opción de devolverlo de forma anónima (dejarlo en alguna habitación de la casa cuando nadie le vea), devolver de forma personal al día siguiente, cuando no haya invitados... Si la cosa es grave, como último recurso, se puede interponer la correspondiente denuncia.

Curioso ejemplo de un posible "hurto" del presidente Checo Václav Klaus

Ocurrió durante una rueda de prensa ofrecida por el presidente de Chile en el año 2011, Sebastián Piñera. El mandatario checo,  Václav Klaus, "extravía" un bolígrafo o pluma estilográfica y se lo guarda en su bolsillo. Complicada situación para su jefe de protocolo y para su equipo.

Anécdota sobre el ingenioso Winston Churchill

El ingenio también puede ser un aliado en estos casos . Como es el caso de la anécdota siguiente:

Durante un banquete oficial celebrado en Inglaterra con la asistencia de personalidades de todo el mundo, el Jefe de Protocolo observó como uno de los "ilustres" invitados se metía un salero de oro en el bolsillo de su chaqueta.

El Jefe de Protocolo, al no saber que hacer en aquella situación, se dirigió al Primer Ministro, que por aquel entonces era Winston Churchill(Sir Winston Leonard Spencer Churchill, estadista y político Inglés; Nacido en Blenheim Palace, Oxfordshire, en 1874 y murió en Londres en 1965).

El gran ingenio que caracterizaba a Winston Churchill le hizo idear una estratagema infalible. Le dijo al Jefe de Protocolo que le dejara, que el resolvería ese "pequeño incidente".

Se fue a la mesa más próxima, se metió un salero de oro en el bolsillo y se acercó al "personaje" que había robado el salero, y le dijo al oído, mostrándole el contenido de su bolsillo: "El Jefe de Protocolo nos ha visto guardarnos el salero en el bolsillo. Será mejor que lo devolvamos". Y de esta manera tan curiosa resolvió una difícil papeleta.