Organizar una fiesta. Saber recibir y atender a los invitados

Un buena opción, para los más novatos en estas lides, es tomar algunas ideas o sugerencias de otras personas que tengan más experiencia en la organización de este tipo de encuentros

 

Mesas engalonadas. Mesas decoradas de forma festiva para un banquete protocolo.org

¿Cómo organizar una fiesta? Sugerencias para ser un buen anfitrión

Cuando tenemos que organizar una fiesta, hay que tener unos mínimos conocimientos sobre cómo hacerlo. Si partimos de la base de que no todas las personas tienen una vida social muy intensa, vamos a dar algunas pautas básicas para no perderse a la hora de organizar una pequeña fiesta en casa.

Confeccionar la lista de invitados: a quién vamos a invitar

Lo primero que debemos hacer es una lista de invitados. Como va a ser una fiesta entre amigos, podemos optar por realizar unas cuantas llamadas telefónicas. También, podemos utilizar medios más modernos como enviar un correo electrónico (puede sonar un poco mal, pero hay que irse acostumbrando a las nuevas tecnologías). Recordemos, que también se consideraba incorrecto utilizar el teléfono cuando empezó a ser un medio de comunicación muy extendido.

Una forma manera de invitar muy informal -de forma verbal-, es comentarlo en una reunión de amigos; podemos comentar que vamos a dar una fiesta, al momento que facilitamos la fecha y la hora de la misma; o bien podemos dejar esos detalles para concretarlos con posterioridad. Pero al menos ya tienen el aviso de una próxima fiesta en nuestra casa. La invitación formal, apenas se utiliza en estos casos. A lo sumo, una pequeña nota o cartulina escrita dando los detalles de la fiesta.

Limitaciones: el espacio y el presupuesto

Dependiendo del tamaño de la casa, para organizar una fiesta en ella, no deberíamos invitar más que a un grupo reducido de personas, si queremos controlar bien todos los detalles de la fiesta. Hablamos de la casas normales, no de grandes casas, mansiones, haciendas, fincas o palacios.

Una vez que tenemos resuelto el tema de los invitados, ahora tenemos que pensar en el menú que vamos a servir. Con el menú ya concretado, tenemos que hacer una lista de alimentos y otros artículos necesarios para hacer la correspondiente compra.

Si queremos, podemos solicitar algunas ideas o sugerencias de otras personas que tengan más experiencia en la organización de este tipo de encuentros.

El aperitivo como punto de partida

Si queremos amenizar la velada y dar un tiempo de margen para que todo esté en preparado, lo mejor es optar por la opción de ofrecer un aperitivo. Si ofrecemos un aperitivo estamos dando oportunidad a que lleguen todos los invitados, a que se conozcan entre ellos, a que nosotros rematemos temas culinarios en la cocina, etcétera. El aperitivo es un buen entretenimiento para todos y un buen aliado del anfitrión.

¿Que se pone de aperitivo? La variedad con la que contamos es tan amplia como imaginación y presupuesto tengamos. Hay muchos aperitivos en el mercado, que no tenemos prácticamente que hacer nada, o bien podemos optar por elaborarlos nosotros mismos. Solo tenemos que valorar el tiempo que nos lleva cada cosa y optimizar nuestro tiempo y nuestros recursos.

En cuanto al tema de la bebida, hay en el mercado todo tipo de vinos y otras bebidas que pueden encajar perfectamente con cualquier tipo de menú que vayamos a servir (carne, vegetales, pescado, etcétera).

La sobremesa

Una vez que ha finalizado la comida, debemos retirar todos los platos y cubiertos de la mesa para dar paso al café y a los licores. Si queremos podemos comprar unas pastas o algún otro tipo de dulce para alegrar el paladar de nuestros comensales en ese momento de sobremesa y hacerlo un poco más ameno.

La sobremesa no es el momento de ponerse a fregar, de pasar la fregona o la aspiradora, o de limpiar a conciencia la mesa. Eso hay que dejarlo para otro momento. Se apilan todos lo platos y los cubiertos para fregarlos 0 meterlos en el lavavajillas una vez que se hayan ido los invitados.

Un anfitrión debe "desaparecer" el tiempo justo. No es correcto "perderse" y dejar solos a los invitados. Si tenemos que ausentarnos durante un buen rato es conveniente dejar a un amigo cercano de "sustituto", haciendo las veces de anfitrión en funciones.

Si el éxito de la fiesta es notable, todos estarán encantados en volver a repetir. Si la fiesta no ha sido demasiado buena, en nuestra próxima invitación notaremos que hay algunas personas que rechazarán la invitación o nos pondrán excusas para no acudir a la cita. No obstante, todo el mundo, por educación nos dará las gracias y nos felicitará por la fiesta.

Si la cocina no es nuestro fuerte hay que procurar pedir la ayuda de personas con amplios conocimientos en la materia (nuestra madre, amigos o amigas) o, si tenemos buen presupuesto, podemos contratar los servicios de un cocinero profesional o de un catering; el éxito de la velada, en este caso, está garantizado.