Enseñar buenos modales a nuestros hijos. Educar una tarea diaria de constancia y mucha paciencia
Enseñar buenos modales es el complemento ideal para completar la educación escolar de los peques
Educar a los hijos: cuestión de paciencia y perseverancia
La educación no solo es formación, también es aprender a convivir
Los hijos necesitan del buen ejemplo y buen hacer de los padres. Si desde pequeños no se les enseña de forma correcta a comportarse y a tener buenos modales, a medida que pasan los años será mucho más complicado poder hacerlo con buenos resultados.
Educar a los hijos no es una tarea sencilla. Una buena educación puede condicionar su futuro de un modo importante. Los buenos modales son un complemento ideal para completar la educación escolar. Cada edad tiene su parcela educativa, aunque siempre debemos estar atentos al comportamiento de los pequeños. Tengamos en cuenta que una de las mejores recetas que podemos dar para tratar con los peques de la casa es la paciencia. Hay que ser muy pacientes, ya que las cosas no se aprenden únicamente en un día. Hay que ser perseverantes y repetir las cosas varias veces.
Debemos ser muy constantes y perseverantes
Constancia. Nunca se termina de aprender. Incluso, nosotros, las personas mayores siempre podemos aprender algo nuevo cada día (como dice el famoso refrán: "nunca te acostarás sin saber una cosa más"). Debemos ser muy constantes en nuestras enseñanzas. Una de las mejores maneras de enseñar es dar un buen ejemplo. Si no queremos confundir a nuestros hijos, no hagamos una cosa y digamos otra. La rutina diaria es una buena escuela para los chavales, pero deben ver que nosotros mismos hacemos lo que decimos. Lo que popularmente se conoce como "predicar con el ejemplo".
Lo que ven y lo que oyen
Fiel reflejo. Nuestros hijos, en la mayor parte de los casos, son un fiel reflejo nuestro. De padres educados, suelen salir hijos bien educados. Lo que se ve en casa a diario, es lo que aprenden nuestros hijos. Para lograr esto, hay que empezar desde muy temprana edad a enseñarles. Insistamos para que no olviden lo que van aprendiendo. Es muy fácil relajar ciertas buenas costumbres y caer en actuaciones poco correctas. Si hacemos algo incorrecto o poco apropiado, procuremos no hacerlo delante de los niños.
Lo que está bien y lo que está mal
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Reprender. Regañar o corregir a los niños de buena manera no es tiranía, es autoridad. Para educar hay que tener autoridad. Aunque no hay que ser demasiado agobiante, pues lograríamos un efecto contrario al deseado (en el niño puede llegar a odiar, hacer las cosas que le enseñamos y volverse en contra de estas enseñanzas). Si vamos poco a poco, lo irá comprendiendo mejor. Cuando le riñamos o reprendamos, hay que hacerle comprender que lo hacemos por su bien; aunque no lo entienda ahora, en un futuro próximo lo agradecerá.
Aprecio, consideración y respeto
Respeto. Debemos enseñarles a tener respeto por el resto de las personas. Así sabrán tratar mejor a sus amigos, profesores, familiares, etcétera. Deben aprender que con una sonrisa se consiguen más cosas que con una mala cara o que con una rabieta. En el colegio, este respeto les sirve para relacionarse con otros compañeros y así desarrollarán sus habilidades para el comportamiento social. Es bueno aprender a convivir y saber compartir. Si observamos problemas de comportamiento en el niño, lo mejor es acudir a un profesional.
Durante muchos años, sobre todo los primeros, su casa y el colegio serán las fuentes educativas para formar sus buenos modales. Procuremos que ambas cosas vayan acompañadas y sean coherentes. Las enseñanzas contradictorias pueden confundir al niño (hay casos en los que los padres tienen una forma de pensar y vivir, y al niño le mandan a colegios con otro tipo de enseñanza totalmente distinto de lo que ven en casa). Seamos coherentes y sigamos una misma línea.
Pautas a seguir para darles una buena educación a los niños
1. Cuidar el vocabulario delante de los niños (tacos, palabras mal sonantes, expresiones soeces, etc.). Los niños repiten lo que oyen en casa.
2. Enseñarles a comportarse en todos los sitios: de visita, en la mesa (agarrar los cubiertos, no hablar con la boca llena...). Los buenos modales los deben poner en práctica tanto en casa como fuera de casa.
3. No pegar a los niños. Una mirada o una palabra deberían ser más que suficiente. Llegado el caso, un pequeño azote puede estar justificado. No descarguemos nuestro enfado ni hagamos 'culpables' a los pequeños por haber tenido un mal día.
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4. Nunca regañarles delante de otras personas, ni hacerlos sentir avergonzados si hay otras personas delante. Mejor hacerlo en privado, si es posible.
5. Procurar enseñarles dos términos básicos que usarán toda la vida: "Por favor" y "Gracias". Todo se pide, por favor, y siempre debemos contestar con gracias.
6. Hay que tratar de inculcarles el sentido de la responsabilidad, la honestidad y la discreción (tanta para niños como para mayores).
7. Evitar cualquier tipo de discusión (con su pareja, vecinos o familiares) delante de los niños. Más cuidado aún si son muy pequeños.
8. Hay que tener mucha paciencia y ser muy perseverante. El resultado merece la pena.
Resumiendo, a los niños hay que dedicarles mucho tiempo y mucho cariño. Pero, también hay saber ser 'duros' con ellos cuando sea necesario. No hay que dejar que hagan lo que quieran a cualquier precio. Es por su bien.