La base de la convivencia. Lo material frente a los valores. Educar con valores
La riqueza cultural, nos hace más tolerantes, más ricos espiritualmente, hace que el mundo "funcione" algo mejor
Valores y virtudes para el día a día de nuestra vida
¿Qué es la virtud?
La virtud es la capacidad que tiene una cosa para producir un efecto positivo o la disposición para hacer el bien. No queremos hacer ningún tipo de apología o adoctrinamiento sobre las virtudes o los valores de una determinada creencia o tendencia. Solamente queremos resaltar aquellas virtudes y valores básicos en cualquier creencia o cultura, que nos hagan ser mejores tanto a nosotros como a nuestros hijos. El peso que a cada una de ellas le demos ya es un tema personal y que nosotros no lo valoramos. Solamente exponemos una definición lo más objetiva posible, a título meramente informativo.
La conservación de lo nuestro y lo valioso
La humanidad y los gobiernos, están muy preocupados en conservar el patrimonio histórico y artístico de las distintas épocas históricas, en definitiva, la trayectoria y la vida a lo largo de los años reflejada en edificios y otras construcciones.
Desgraciadamente, se están olvidando de otras cosas importantes, aunque inmateriales, como los valores -culturales, idiomáticos, tradiciones, etcétera-. Esta riqueza cultural nos hace más tolerantes, más ricos espiritualmente, hace que el mundo "funcione" algo mejor. Esta 'inyección cultural' hay que ponerla en el sistema educativo. Luego, cuando somos mayores o cuando se pierden, la mayor parte de las veces, es demasiado tarde. La solución no es lamentarse, sino ponerle remedio a tiempo.
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La promoción de las virtudes y los valores no es nada 'antiguo'
Ayudar a promocionar y potenciar las virtudes y los valores en las personas, sean de la creencia que sean, no es una tarea fácil, pero todos podemos aportar nuestro granito de arena. Promocionar y alentar algunas virtudes básicas como la amabilidad, el amor, la compasión, la confianza, la consideración, la generosidad, la humildad, la justicia, el respeto, el tacto, la tolerancia, etcétera son un gran beneficio para todos.
Cualquiera puede transmitir a nuestros hijos, a nuestros vecinos, a nuestros amigos, etcétera, buenos ejemplos con la puesta en práctica de estos valores que hemos aprendido. Siendo generosos, amables, educados, respetuosos... con los demás. Es una tarea de siembra, cuya cosecha se verá en un futuro no muy lejano. Todos podemos aprender algo de todos, de ahí la riqueza de los pueblos con culturas muy diversas conviviendo entre sí.
Hay que aprender y enseñar que hay unos límites
Debemos utilizar los valores y las virtudes para enseñar, pero no para moralizar. Una cosa es predicar y otra enseñar. Se pretende dar forma a la cultura a través de algo que todos llevamos dentro: los valores. Solo tenemos que despertarlos y ponerlos en práctica. Todo el mundo lleva en su interior la amabilidad, la humildad, la tolerancia, el amor, la generosidad ... pero algunos no sabemos cómo estimularlas. Es interesante aprender cómo podemos despertar y potenciar estas virtudes. Una persona virtuosa goza del reconocimiento general y tiene muchas más probabilidades de lograr un mayor éxito, tanto personal como profesional.
"Es bueno conocer las virtudes básicas como la amabilidad, el amor, la compasión, la confianza, la consideración, la generosidad, la humildad, la justicia, el respeto, el tacto, la tolerancia... "
Afán de superación
Debemos esmerarnos cada día en hacer mejor las cosas. Muchas veces la rutina diaria nos hace cumplir de forma poco satisfactoria con nuestras obligaciones tanto familiares, como sociales y laborales. La superación no quiere decir competir con los demás y superarles, sino superarnos a nosotros mismos, mejorar en nuestra vida diaria para estar más felices y más a gusto con nosotros mismos. Debemos hacerlo por nuestro propio desarrollo personal. Lo agradeceremos nosotros y el resto de personas que convivan con nosotros.
Practicar la amabilidad y la cordialidad
La amabilidad no se demuestra solamente en ocasiones o de manera puntual, sino en cualquier pequeño detalle de nuestra vida diaria. La amabilidad es comportarse de un modo correcto con los demás. Una sonrisa, un saludo, un gesto... en cualquier momento o circunstancia puede "aportar" un poco de amabilidad y cordialidad y hacen que nuestra convivencia sea más agradable y más llevadera. Pero una persona amable, no solo lo es con personas conocidas. La amabilidad se debe demostrar con cualquier persona y en cualquier momento (aunque haya momentos donde sea difícil ser amables, sobre todo en discusiones acaloradas y situaciones tensas, pero es aquí donde se ve a las personas bien educadas).
Dar y recibir amor
Tanto se ha escrito sobre el amor y tanto se podría escribir, que podríamos crear una auténtica enciclopedia del amor. Querer a las personas, tanto cercanas como no, es preocuparse por los demás. Hay muchos tipos de amor, pero todos se basan en el mismo fundamento: sentir algo por los demás.
En algunos casos ese sentimiento es de tipo físico, una atracción física irresistible por otra persona (atracción sexual). Otras veces es una atracción cualitativa, pues nos sentimos atraídos por sus cualidades (inteligencia, don de gentes, cultura...) pero no por su físico. Otras veces, no hay en sí una atracción, pero actuamos con un sentimiento de afecto hacia los demás, de forma totalmente espontánea.
Practicar la compasión, no confundir con la lástima
Hay que tener cuidado de no confundirlo con la falsa caridad. Compasión es no sentir odio por alguien que ha cometido un error, por alguien que nos ha jugado una mala pasada ... por aquellas personas a las que muchas veces se margina y se dejan solas.
Nunca se debe alegrar uno del mal ajeno. Debemos comprender los problemas de los demás, sobre todo en determinadas situaciones, donde muchas personas no se preocupan por otras por puro egoísmo. Siempre recibiremos aquello que damos y como dice el refrán: "Manos que no dais que esperáis".
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Nunca perder la confianza
Debemos tener confianza en los demás. No deberíamos preocuparnos por lo que hacen los demás. La confianza es un valor que depositamos en otras personas. Desconfiar de un hijo, de un amigo, de un familiar... es poner en duda su capacidad para realizar una determinada tarea u obligación. Confiar en los demás nos hace aumentar nuestra capacidad de aprender y de crecer personalmente. Y hace aprender y crecer personalmente a las personas en las que confiamos. Si se sienten vigilados o nos sentimos vigilados, nunca desarrollaremos nuestro sentido de la obligación y del deber de una forma correcta y libre.
Respeto y consideración para todo el mundo
Ser considerado, es respetar a los demás, y respetar sus sentimientos y creencias. La consideración significa dar la misma importancia a las preferencias ajenas tanto como a las propias. La consideración empieza, cuando sentimos como afecta nuestra manera de actuar sobre los demás. Poner la música a todo volumen a altas horas de la madrugada hace que nuestros actos afecten de un modo negativo a los demás. No estamos siendo considerados con nuestros vecinos. Lo mismo ocurre en otros ámbitos de nuestra vida. En casa, en el trabajo, en la calle ... podemos caer sin darnos cuenta en una falta de consideración hacia nuestros semejantes. Póngase siempre en el lugar del otro antes de actuar.
Sin cortesía el mundo sería mucho más 'áspero'
La cortesía consiste en ser educado, amable y tener buenos modales, en cualquier situación de nuestra vida diaria. Utilizar las expresiones, "Por favor", "Gracias", "Disculpe" ... dan una idea del grado de educación de las personas. Pero cortesía no es solo actuar, sino dejar que los demás actúen. Saber escuchar, saber mirar, saber vestir ... todo ello hace que una persona tenga un atractivo para los ojos de los demás.
Si somos delicados con los demás, podemos hacer uso de nuestra buena educación para no herir u ofender a nadie. Decir algo de forma cortés, no quita importancia o fuerza al asunto. Emplear palabras soeces, tacos o gritos no la hará más efectiva, sino más maleducada y más negativa.
El dónde la generosidad
Muchos de los problemas personales y de la sociedad tienen como origen el egoísmo. Las sociedades y las personas nos volvemos cada vez más egoístas. Vamos a lo nuestro y nos olvidamos rápidamente que vivimos en una sociedad. Dicen que el regalo que se da sin esperar una recompensa, dignifica a la persona que lo hace. La generosidad debe ser gratuita, sin esperar nada a cambio. Pero además la generosidad no solo es material (bienes y dinero), la generosidad es compartir cosas no tangibles como nuestros conocimientos o nuestro tiempo (como por ejemplo, compartir nuestro tiempo en escuchar a un amigo).
"Los actos de honradez dan honorabilidad a la persona que los hace"
La fidelidad y la lealtad, dos valores muy importantes
Hay que ser fieles a nuestras ideas y a nuestros principios. Coherentes con lo que creemos y vivir de acuerdo con estas creencias. La fidelidad no solamente se debe mantener en el amor, sino en cualquier otro orden de nuestra vida. No hay nada que duela tanto como sentirse traicionado (ya sea por un amigo, un familiar, un compañero de trabajo ...).
Ser fiel, no significa no ser flexible. Hay que saberse adaptar, e incluso cambiar si nuestra opción se ve que es equivocada o poco acertada. Flexibilidad es reconocer que algo debe cambiar dentro de nosotros o de nuestro entorno.
Gratitud: reconocer a los demás
Dice el refrán "De bien nacidos es ser agradecidos". La vida no solamente consiste en dar y en compartir, sino también en recibir. Cuando se recibe se agradece. La gratitud es un reconocimiento. Ya sea algo material o inmaterial -un favor o el préstamo de algo-. El agradecimiento es una muestra de buena educación.
Debemos agradecer todo, un regalo, una visita, un favor... El agradecimiento es un reconocimiento hacia la otra persona por algo. Como lo define el diccionario: el agradecimiento es el reconocimiento con gratitud a una cierta cosa. Este reconocimiento bien puede ser simplemente verbal (dar las gracias) o material (agradecer con algo material, un regalo o detalle).
La honradez: cumplir y respetar las leyes y las normas
Para sentirse a gusto con uno mismo debemos ser honrados. Los actos de honradez dan honorabilidad a la persona que los hace. No podemos aprovechar oportunidades que no nos corresponden, o aprovecharnos de bienes que no son nuestros (como encontrarnos una cartera por la calle y quedárnosla). La honradez es proceder con rectitud e integridad, según lo define el diccionario. Una persona es honrada, desde el momento en que sigue sus creencias, aunque no sean compartidas por los demás. No todo el mundo tiene la misma definición de honradez para los mismos hechos. Respetemos otras creencias.
La humildad: no somos superiores a los demás
La humildad es reconocer que no somos más importantes que nadie. Podemos ser grandes profesionales o personalidades, pero en el fondo todos somos personas. La humildad supone aprender de nuestros errores, no magnificar errores ajenos, no criticar o resaltar defectos ajenos, etc. La humildad va muy de la mano de la sencillez. No podemos "presumir" de bienes materiales o inmateriales. Ante muchas situaciones no podemos perder nuestra humildad (aunque, como ejemplo exagerado, hayamos salvado a toda la ciudad de una gran catástrofe). La humildad hace más grande a la persona y al hecho.
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Justicia: dar a cada uno lo que le corresponde
Ser justo, supone ser imparcial en cualquier situación. Vemos demasiadas influencias en las decisiones (tanto personales como judiciales) fuertemente afectadas por razones de sexo, religión, raza, etcétera. Las personas deben ser juzgadas por los hechos, no por lo que son o por lo que creen. Actuar de forma justa es actuar sin prejuicios. El valor de la justicia nos hace más libres. Ante cualquier situación diaria seamos justos. Y si tenemos que valorar una situación, seamos todo ojos y oídos para poder ser lo más certero y objetivo posibles en nuestras decisiones.
Moderación: buscar un punto justo o de 'equilibrio'
La moderación supone conocer nuestros propios límites. La moderación debe ser practicada en todos los órdenes de nuestra vida: en la comida, en la conversación, en el amor, etcétera. La moderación está muy relacionada con la paciencia. En ciertas situaciones, es muy difícil ser moderado, por ello debemos echar mano de la paciencia, para evitar saltar nuestros límites. La paciencia se practica aceptando que hay cosas más allá de nuestro control. Hay que actuar con calma y moderación para que las cosas salgan bien y sin errores.
Sin respeto no hay ninguna posibilidad de convivencia
Seguramente uno de los vocablos más importantes en el mundo del protocolo y en cualquier otro ámbito. Ser respetuoso es ser considerado con los demás y respetar sus derechos y sus creencias. Según lo define el diccionario, respeto es: "Consideración sobre la excelencia de alguna persona o cosa, sobre la superior fuerza de algo, que nos conduce a no faltar a ella, a no afrontarla: respeto a las leyes, a la religión, etc."A veces el respeto, no consiste en hacer, sino que consiste en no hacer algo que pueda molestar a los demás. Se puede faltar al respeto por acción y por omisión.
Tolerancia: respetar opiniones y actitudes
Junto con el respeto, una de las bases de nuestras sociedades modernas. Según el diccionario, tolerancia es: "Disposición a admitir en los demás una manera de ser, de obrar o de pensar distinta de la propia, por ejemplo, en cuestiones y prácticas religiosas".
La tolerancia no permite que las diferencias separen a las personas o los países. Tratar de imponer, no es tolerancia. Las personas deben "razonar" pero no imponer. La tolerancia es reconocer que alguien no piensa como nosotros o actúa como nosotros, pero no por ello es distinto de nosotros.