Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca y las discrepancias del protocolo
El protocolo es una herramienta que proporciona las pautas más adecuadas para la organización de acto
Discrepancias de protocolo en la entrega del premio Internacional de Poesía Federico García Lorca
El protocolo es una herramienta que proporciona las pautas más adecuadas para la organización de actos. Las discrepancias que se suscitaron en torno a la entrega del Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca que se celebró el pasado jueves -6 de febrero- en la ciudad de Granada, deberían invitarnos a la reflexión.
El ordenamiento general de precedencias, esto es, la asignación de puestos ordenados a las autoridades u organismos, está regulado de forma estricta en el Real Decreto 2099/83 de 4 de agosto , así como, en nuestra Comunidad Autónoma, por el Decreto 77/2002 de 26 de febrero . De este modo podemos afirmar que la concurrencia de autoridades del Estado con las de la Comunidad Autónoma está totalmente regulada.
En este sentido, aplicando ordenaciones individuales, como titulares de los cargos públicos, las precedencias en los representantes institucionales, de las Corporaciones, de los titulares de la administración del Estado, han de regirse por relaciones de cooperación, con pleno sometimiento a la Ley, sirviendo siempre a los intereses generales.
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Sin minusvalorar el papel del anfitrión, es indudable que, por tradición y costumbre como principios básicos de la norma, el orden de las intervenciones, de los discursos de autoridades ha de hacerse de manera inversa a su rango. En este sentido, el artículo 12 del Real Decreto nos lleva a indicar que, en estos premios, se debería comenzar el turno de palabras por el alcalde, continuando por la presidenta de la Junta de Andalucía y finalizando con S.A.R. el Príncipe de Asturias.
Como indica la normativa vigente, la precedencia no confiere por sí honor de jerarquía, sino que significa mera ordenación, unos rangos que además se establecen siguiendo principios de cortesía y representación, para otorgar la máxima coherencia, credibilidad y prestigiar los actos.
Desde la Asociación Española de Protocolo buscamos la profesionalización de este trabajo para dejar de lado la antigua concepción del protocolo como la disciplina que servía únicamente para alcanzar un reconocimiento en función de la cercanía física al Rey o al Jefe de Estado.
Es quizás difícil evaluar los beneficios que aporta la correcta organización de los actos y su protocolo, pero lo que sí es muy fácil apreciar las consecuencias de no tenerlo en cuanto a los propósitos que se persiguen.
Solemnizar poderes y estimular el respeto como objetivos claros del protocolo, buscados mediante la aplicación de unas normas con fuerza ante el papel que otorga a los distintos representantes oficiales, deja poco margen para interpretaciones y menos aún si se respetan los criterios profesionales.