Lectura. Saber perder. (por Eugenio d'Ors).

La mesa y el juego son los más claros exponentes de la verdadera educación.

Ediciones de la Sección Femenina, Departamento de Cultura. 1.955

 

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Convivencia Social. Formación Familiar y Social. Tercer curso.

"Hay que recibir a los jugadores españoles, cuando regresen de esos ultramares de aventura, como doblemente victoriosos. Primero, por su madrugadora cercanía a la integridad del éxito. Segundo, por su elegante desasimiento de cualquier recurso al desfogue de una impulsibilidad rencorosa, moceril y agria. Hermoso espectáculo el de un héroe que se presenta escoltado por una muchedumbre. Sublime el de quien, tras demérito, se ha visto abandonado por ella.

Ganar no tiene gracia allí donde no existe la posibilidad de perder. La eventual caída es la que da sentido al circo, y la cogida, a la arena. A lo automático, la justicia le vuelve la espalda. Nuestra memoria puede levantar monumentos al invicto; pero nuestra conciencia releva a la cobarde especulación el apostar por el invencible.

En América, sobre todo, importa que sea cada español discípulo de España. ¡Qué bien supo allí España perder el siglo pasado, y cuánto allí ha quedado, en fondo insobornable, de gratitud, más quizá que por los seculares logros de la obra, por el estoicismo generoso del epílogo!. Que nuestro pueblo reproduzca, como nuestros jugadores han reproducido ya, la ambivalente hombría del "Cuadro de Las Lanzas". ("Arriba", julio 1950. Campeonato Mundial de Fútbol).

La educación en el juego. (Monseñor T. Toht, "La Joven de Porvenir").

"Si has incurrido en una equivocación, ¿tienes valor para confesarla sin intentar defenderte?. Si hubo ventaja en las demás, ¿sabes reconocerlo sin proferir palabra y sin discutir media hora?.

¿Sabes no acaparar siempre de un modo egoísta los mejores puestos y permitir que jueguen tus compañeras?

¿Sabes jugar sin buscar siempre tu propia vanidad?

¿Sabes alegrarte si vence otra y no morirte de rabia y envidia?

¿Sabes dominarte para no molestar a las menos hábiles, a las más pequeñas?

¿Sabes refrenar tu lengua y no soltar un "bruta" a la que hizo una mala jugada?

He aquí las muchas ocasiones en que puedes manifestar una voluntad fuerte y un espíritu educado".

En los ratos libres sé aficionada, al juego y al deporte moderado. No te sonrojes aunque seas menos hábil, de más débil constitución, más tímida que tus compañeras. ¡Adelante, a jugar!. Y no te ofendas por cualquier fruslería. La muchacha que en el juego se enfada continuamente y a cada paso sale con aquello de "yo no juego más", no vale para estar entre personas.

Idiota.

Cuando juegas, no pocas veces corriges los errores del juego con un grito violento: ¡Idiota!. Basta la más ligera equivocación para que salgas desaforada con tu epíteto favorito...

Si por mala fortuna te empujan, al momento contestas con otro empujón o con un estridente "¡Bruta!", "¡Animal!"

¿Qué cosa rebaja más a una muchacha que no saber dominar sus impulsos en el juego? La mesa y el juego son los más claros exponentes de la verdadera educación.