Partes accesorias de las relaciones sociales. Los viajes.

Los viajeros deben hacer visitas de despedida a sus amigos íntimos a quienes ofrecen sus servicios durante su viaje.

Nuevo Manual de la Buena Sociedad o Guía de la Urbanidad y de la Buena Educación.

 

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Este artículo accesorio y que no se refiere mas que imperfectamente a las relaciones sociales, debe por lo mismo tener aquí su lugar puesto que nosotros no queremos en modo alguno hacer ninguna omisión voluntaria, y por otra parte si los deberes de atención en los viajeros, son poco numerosos, no son por eso menos obligatorios.

Los viajeros deben hacer visitas de despedida a sus amigos íntimos a quienes ofrecen sus servicios durante su viaje. Sería indiscreto, a menos de no tener una íntima amistad con un viajero, encargarle un paquete o bulto, sobre todo si es de un tamaño incómodo.

La galantería exije que un caballero ofrezca atentamente su asiento a una señora que tenga otro más incómodo. Las señoras por su parte, no se deben mostrar demasiado exigentes ni poner con frecuencia a prueba la complacencia de los hombres, y éstos, por su parte, en cada parada o estación deben ofrecerse atentamente a las señoras para ayudarlas a bajar conduciéndolas del brazo hasta la posada o parador. La misma atención debe repetirse para volver a montar.

Sería muy mal visto, por razón de la superioridad que da el rango o posición, aprovecharse de todas las comodidades en un camino, y es preciso por el contrario no molestar a persona alguna y dar testimonio de amabilidad y atención a los viajeros. La urbanidad relativa a los viajes no es tan rigurosa como la de la sociedad, y prescribe únicamente que no se cause molestia alguna a sus compañeros, que se sea con ellos amable, que se les responda atentamente cuando nos dirigen la palabra, pero nos deja libertad para leer, dormir, mirar por la ventana, o guardar silencio.

Un viajero sería muy incivil y desatento, si corriese o levantase las persianas sin consultar a los demás; si tomase sin invitar a sus compañeros algún alimento ligero y delicado como frutas, o dulces, que generalmente no son admitidos; parecería también poco amable, si conociendo el camino, no se adelantase a indicar las vistas pintorescas, o sitios célebres, satisfaciendo a las preguntas hechas sobre el particular; en fin, merecería también el dictado de imprudente y hablador si hablase con sus vecinos de algunos instantes, como si fuese con sus amigos íntimos. Al regresar, se deben cumplir todos los encargos que se hayan recibido, y todas aquellas personas de quien os habéis despedido u os han dado alguna comisión, están en la obligación de visitaros a vuestro regreso.

Cuando viajáreis a caballo en compañía de una persona distinguida, dadle la derecha y colocaos algo detrás de ella arreglando vuestro paso al de su cabalgadura. Hay una excepción en esta regla, que es cuando alguno de los dos caballos es espantadizo pues entonces es absolutamente necesario que el otro pase delante y le sirva de guía.

Si por casualidad en el camino se encuentran árboles cuyas ramas impiden el paso, el que va delante debe cuidar que al separarlas, no se vuelvan con violencia por la acción de la elasticidad y hieran a la persona que le sigue. Al pasar un arroyo, o ribera o río, es un paso de atención adelantarse, y caso que no se haga debe evitarse el ir demasiado cerca del que va delante para que vuestro caballo no salpique al que os precede.

Omitimos descender a más detalles pues cuantos incidentes puedan ocurrir en un viaje, se pueden referir mas o menos a otros casos análogos que se dan en sociedad, y el que tenga la práctica de la atención y la delicadeza sabrá perfectamente hasta donde se extiende su deber y que es lo que exijen de él las circunstancias.