Reglas de etiqueta y buenos modales para volar con niños. Los viajes en avión con niños pequeños

Volar puede ser una experiencia más o menos buena en función de los 'compañeros' de viaje que tengamos

 

Viajar en avión con niños. Una madre pone el cinturón de seguridad a su hija en el asiento de un avión protocolo.org - FP Pro

Cómo comportarse en los vuelos en los que viajan niños pequeños

El tema de los niños suele ser muy comprometido y polarizado, independientemente del lugar donde los situemos. La gran diferencia, salvo excepciones, se suele dar entre las personas que tienen hijos y entre las que no los tienen. Veamos qué ocurre en los viajes en avión.

La 'mala fama' precede a muchos niños. Aunque, como dice un alto ejecutivo de una gran compañía, acostumbrado a volar con frecuencia, "he tenido más vuelos arruinados por adultos que por niños".

El debate surge cuando leemos que algunos clientes de líneas aéreas que vuelan en primera clase o clase ejecutiva manifiestan que no se debería dejar volar a los niños en este tipo de clases.

Se conocen casos en los que hay personas que pagan los billetes de los asientos contiguos para evitar que ninguna otra persona se siente a su lado.

Pero, los adultos que hablan a voces, que carcajean sonoramente con la película que están viendo o que hablan por el teléfono móvil - celular durante todo el viaje, etcétera, ¿no son peores que la mayoría de los niños?

Los niños, como los mayores, tienen que estar bien educados. Tienen que saber que hay unas normas que respetar y se les debe hacer que las cumplan. Nada más. La mala educación no conoce edades, aunque puedan tener distintas justificaciones. En el caso de los niños, una regla se puede incumplir por desconocimiento. En el caso de un adulto, esto no parece que sea el caso.

Compresión de los pasajeros hacia los padres

Hay dos tipos de padres.

1. Los que se preocupan por remediar la situación y tratan de 'atar en corto' a los niños. Están atentos para que no molesten a los demás pasajeros con sus juegos, sus gritos, sus lloros, etcétera.

2. Los padres 'pasotas'. Esos padres que 'imponen' a sus hijos, a los demás pasajeros. esos padres que creen que el resto del pasaje tiene que aguantar a sus hijos porque son niños. Esos padres que trabajan con su portátil, tablet o móvil -celular, juegan, ven una película, etcétera, y dejan que sus hijos hagan lo que quieran. Podríamos denominarles, 'padres reactivos'. Solo reaccionan cuando sus hijos han hecho algo. No suelen prever las consecuencias de los actos de sus hijos.

¿Con quién hay que ser comprensivo? Indudablemente, con los primeros. No siempre es posible ejercer un control total sobre los niños, pero al menos lo intentan. Y esa intención debe ser captada por los otros pasajeros. Hay que tener una cierta empatía, porque todos hemos sido niños.

En el segundo caso, la cosa no pinta bien. El problema no es que los niños se comporten como niños, cosa que es normal. El problema es que los adultos se comporten como niños. En este caso, los padres se comportan de manera irresponsable, olvidando sus deberes como padres. Incluso, pueden ser responsables, por omisión, de los accidentes que tengan o causen sus hijos.

Qué podemos hacer con los niños

Lo primero, sin lugar a dudas, tenerles bien educados.

Luego, tanto si es la primera vez que viajan en avión como si no, hay que establecer un plan de actividades. En función de la duración del vuelo, podemos calcular cuánto tiempo les podemos dejar jugar con la consola o el móvil - celular. Cuánto tiempo pueden ver esa serie infantil que tanto les gusta. Cuánto tiempo vamos a dedicarnos a charlar o jugar con ellos a algún juego que no requiera moverse del asiento. Por ejemplo, llevarles unos libros para colorear y unos lápices de colores.

En cuanto al tema de la comida, también puede ser un momento especial. Incluso, durante el vuelo podemos llevar alguna chuchería o snack que puede servir de 'calmante' si se ponen un poco cargantes.

Conflictos con otros pasajeros. Recurrir al diálogo

A pesar de tener un férreo control sobre los niños, estos pueden ser bastante incontrolables, en ocasiones. Los padres deben hacer todo lo posible para que sus hijos no molesten a los demás pasajeros.

Si generan algún tipo de conflicto con otros pasajeros, debemos tratar de solucionarlo vía diálogo. Nos tenemos que dirigir a los padres  no a los niños. No debemos decirle al niño que deje de clavar la rodillas en nuestro respaldo. Se lo debemos decir al padre. Si no es posible llegar a un 'acuerdo', la propia tripulación de cabina puede intermediar para evitar que la cosa pueda llegar a mayores.

Es importante diferenciar, la molestia física de las demás molestias. Es decir, una es cosa es molestar con gritos, lloros, risotadas, etcétera y otra muy distinta soportar las patadas del niño del asiento trasero, recibir el impacto de juguetes u otras cosas que tira el niño, etcétera.

Hay casos, en los que las molestias se hacen por contagio. Es decir, cuando tenemos al niño dormidito y de repente otro niño chilla o llora. Suele producirse ese efecto contagio en el que nuestro hijo se despierta y llora. Si van unos cuantos niños en el avión, este efecto puede ser realmente molesto, pero complicado de parar.

La solución. Una guardería en el avión. Sería una opción estupenda, pero por el momento, no la ofrecen las líneas aéreas.

Por último, recordar que es sorprendente el sentido del derecho que tienen los padres cuando se trata de las libertades de los que no son padres. Como ocurre en muchas otras facetas de la vida, no es fácil ponerse en lugar del otro. Pero, al menos, hay que intentarlo. Tanto los padres, como los que no son padres.