De la urbanidad en la calle, en verso

No marches inadvertido, con furioso movimiento,ni te deslices tan lento cual si estuvieras dormido

Nuevo Manual de Urbanidad y Buenas Maneras, escrito en verso para la infancia. París, 1.880

 

Urbanidad en verso. Urbanidad y buenos modales en verso foto base ottlukas14 - Pixabay

Normas de comportamiento para los niños en la calle y en espacios públicos

Aquella urbanidad

Amable circunspección

en la calle has de guardar;

procura siempre mostrar

decoro y moderación.

 

No marches inadvertido,

con furioso movimiento,

ni te deslices tan lento

cual si estuvieras dormido.

No por gusto o vanidad,

cruces la calle o paseo,

con eterno balanceo

como buque en tempestad.

 

No como ciego sin tino

al aire le des los brazos,

cual las aspas de un molino.

 

Ni te arrastres perezoso,

ni al andar muevas los brazos,

como si andar te pesara,

ni alces el pie media vara,

como caballo brioso.

 

Con el talón, al marchar,

no azotes tus pantorrillas;

ni andes nunca de puntillas

cual si quisieras saltar.

 

No imites a un regimiento

en su marcha acompasada,

ni al patán cuya pisada

estremece el pavimento.

 

No por tener donosura,

vayas al cielo mirando,

tu pobre cuello estirando,

quebrándote la cintura.

 

Porque al verte, y no te asombre,

dirá el mundo con desprecio:

miren que fatuo, !qué necio!,

y tendrás triste renombre.

 

Preséntate noblemente,

sin ademanes molestos;

no hagas visajes no gestos

cual si estuvieras demente.

 

No hagas zurdas cortesías,

porque es cual si dieras coces,

ni llames a nadie a voces,

ni a carcajadas te rías.

 

Saluda sin presunción,

inclinando la cabeza,

huyendo de vil bajeza

sin aire de protección.

 

No te pares al acaso,

ni a todo el que va pasando

te quedes nunca mirando,

ni a nadie cortes el paso.

 

Si alguno estorba la vía,

solo por un compromiso,

pasa, pidiendo permiso

con amable cortesía.

 

Jamás debes olvidar

que un cumplido caballero

nunca incivil y altanero

debe a las damas tratar.

Procura siempre obsequiarlas

y, amable constantemente,

dales lugar preferente

porque te honras al honrarlas.

 

También nobles atenciones

prodiga a la ancianidad;

toma siempre con bondad

por norma de tus acciones.