B. La civilización del conocimiento. Objetivos. I.

Objetivos, objeto, hipótesis y metodología de la investigacion sobre la civilización del conomiento.

La civilización del comportamiento. Urbanidad y buenas maneras en España desde la Baja Edad Media hasta

 

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I. Objetivos, objeto, hipótesis y metodología de la investigación.

1. Propósito de la investigación.

Los modales en la mesa, el aseo corporal, los gestos, la conversación, el uso de la vestimenta o la regulación de las necesidades fisiológicas son aspectos básicos de la vida humana a los que aludimos cuando decimos que alguien es o no una persona civilizada. Que una persona sea civilizada significa que su comportamiento, para cada uno de estos aspectos, cumple con una serie de requisitos que le hacen acreedora de tal calificativo. Estos requisitos experimentan modificaciones a lo largo de la historia conforme varían las condiciones sociales que los acompañan. Así, el comportamiento civilizado sufre cambios hasta llegar a nosotros en la forma en la que lo conocemos.

El propósito general de esta investigación es efectuar un recorrido que permita vislumbrar las principales transformaciones habidas en el comportamiento definido como civilizado en España. Este recorrido, que se inicia en el siglo XIV y finaliza en nuestros días, hará posible que contemplemos lo que en cada momento la sociedad española entendió por conducta civilizada.

Los objetivos específicos que persigue esta investigación son:

1. Reconstruir a través de manuales de buenas maneras, literatura cortesana, manuales de etiqueta, manuales de urbanidad y para la segunda mitad del siglo XX mediante la literatura de autoayuda las normas de comportamiento que han conformado en España lo que es tenido como un comportamiento civilizado.

2. Analizar la justificación de los códigos de comportamiento que generan estas normas.

3. Reconstruir el modelo o paradigma de ser humano implícito en tales códigos.

2. Objeto de estudio.

El objeto de estudio de esta investigación son los códigos sociales de buenas maneras. Entiendo por código social de buenas maneras el conjunto de preceptos, reglas y recomendaciones que tienen en mira la regulación conductual y afectiva de la persona dentro de la secuencia de interacciones y contactos interpersonales que tienen lugar en la vida social. Este tipo de código social proporciona a la persona una guía de comportamiento y un patrón de regulación de la afectividad a partir de los cuales integrarse socialmente compartiendo con otras personas valores, creencias y normas que crean y refuerzan el sentimiento de pertenencia a un grupo social específico.

Los códigos sociales de buenas maneras no inciden exclusivamente sobre el moldeamiento de la conducta sino que, a través de ese moldeamiento, también dan lugar a una regulación interna de las emociones, los afectos y los impulsos; tal y como demuestra Norbert Elias (Nota: Elias estudia en El proceso de la civilización procesos de regulación interna como puedan ser el de psicologización y el de racionalización mediante el análisis de los modales y las buenas maneras; esto es, estudia procesos de regulación tanto del comportamiento como de la afectividad y las emociones. Cfr. Elias (1987:48) a modo de ejemplo).

Dichos códigos se aplican y actúan con preferencia sobre un número recurrente de cuestiones relativas a la vida social e individual: la conversación, la vestimenta, el saludo, la comida, la regulación de las necesidades fisiológicas, el trato, la higiene y el aseo. Aunque el campo de la interacción humana incluye un espectro más amplio de cuestiones, los códigos a los que aludo hacen de las cuestiones enumeradas sus tópicos habituales. Todos estos tópicos se desarrollan bajo el supuesto de la consideración que se debe a quienes nos rodean; consideración de la que se espera promueva una convivencia pacífica y saludable entre las personas.

Los códigos sociales de buenas maneras son parte de la autoconciencia de la sociedad ya que con arreglo a ellos se justifica y legitima la socialización de las personas (Nota: Elias se expresa en este sentido al afirmar -y demostrar también- que el concepto de civilización y el conjunto de comportamientos que este concepto prescribe expresa la autoconciencia de Occidente. Cfr Elias (1987:57)). Configuran la conducta, las emociones y condicionan las costumbres y modos de integración social del individuo en las formas de sentir, pensar y actuar propias de una sociedad concreta. Estos códigos muestran los usos conductuales y emocionales a los que cada sociedad intenta acomodar sus miembros (González García, 1994:66).

El código social de buenas maneras tiene en mira el ordenamiento y regulación de la conducta, y por extensión, el ordenamiento y la regulación de la disposición anímica de las personas. Ordenamiento y regulación vienen dados como consecuencia de una serie de coacciones que operan sobre la conducta y la afectividad individuales. Las coacciones son legitimadas en nombre del principio que estructura el código (Nota: Como mostraré más adelante, principios posibles son courtoisie, civilité, politesse o civilisation tal y como muestra Elias (1987:115-128)). Todas y cada una de estas coacciones responden a un porqué. Esto es, se emplea un argumento que es el que se esgrime para explicar por qué son imprescindibles el ordenamiento y la regulación de la conducta; en definitiva, por qué es preciso asumir dichas coacciones. Cómo debe concretarse ese ordenamiento, cómo debe llevarse a la práctica es lo que muestran las publicaciones sobre maneras que aquí van a ser analizadas (manuales sobre buenas maneras, literatura cortesana, manuales de etiqueta y libros de autoayuda).