La Ministra y las ceremonias militares.

Entrevista a Alfredo Rodríguez.

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«A la ministra la veo muy suelta en ceremonias militares».

¿Una anécdota?: Lo poco protocolario que es regalar un peluche a un ministro de Defensa, dice este experto.

Rodríguez lleva seis años como jefe de protocolo del Ministerio de Defensa y otros diez como segundo de un equipo que en la actualidad cuenta con 18 personas y cuyo principal objetivo es, según dice, «que no se nos vea». «A la que se tiene que ver es a la ministra».

Su conferencia abordó la imagen exterior de España en las misiones internacionales ¿Cuál es la imagen que cree que tiene ahora el Ejército?

- Sinceramente fantástica. Llevo muchos años viajando a misiones y he visto dos cosas. Por un lado, la evolución de nuestras fuerzas armadas, que han cogido experiencia. Y además he visto la evolución de los países donde están, que te aseguro que es increíble. Por ejemplo, Kala-I-Now es una de las misiones que tenemos en Afganistán. La primera vez que yo fui era un pueblo desierto donde casi no se veía nadie. Y la última vez, vi hasta mercadillos y gente comprando. Hombre, no es una vida normal, porque Afganistán no es un país normal. Pero ves a los chavales cómo se acercan a nuestros soldados, a los hombres y mujeres con el cariño con que nos tratan... Es increíble.

El nombramiento de su jefa, Carme Chacón, como ministra es el que más ha dado que hablar ¿Qué pensó cuando se lo comunicaron?

- Pues que me alegraba mucho de que hubiera una mujer al frente.

"El protocolo no está hecho en función del sexo de la autoridad, sino de la autoridad en sí".

¿Ha supuesto algún cambio respecto al protocolo el hecho de que por primera vez hubiese una mujer al frente de este ministerio?

- No, no, en absoluto. Gracias a Dios, el protocolo no está hecho en función del sexo de la autoridad, sino de la autoridad en sí. Han cambiado los membretes, y donde antes ponía ministro ahora pone ministra. Quizás hace unos años hubiera cambiado por el hecho de que había temas protocolarios ciertamente rancios, como por ejemplo el tema de las invitaciones hombre-mujer, o sea, fulano de tal y señora. Pero eso lo tenemos muy superado desde hace años.

A la hora de vender la imagen de la ministra, que es su trabajo... ¿Está siendo más difícil después de que su nombramiento provocara tal revuelo?

- Nuestra vida no ha cambiado nada. Cambia en función de la actividad que tengamos. Hay ministros que han sido más activos, otros menos, unos más activos en el exterior, otros en el interior... Pero eso es la impronta del ministro. Cambia el ministro y cambian sus caracteres personales. Y eso nos cambia el trabajo, pero el sexo no tiene nada que ver.

¿Habló ya con Chacón tras el nacimiento de su hijo?

- No, no, soy muy prudente en estos casos. Le mandé un mensaje por sms en el que ponía: ''Ministra, tu equipo de protocolo te desea lo mejor'', o algo por el estilo. Pero no, porque cuando una mujer da a luz, a mí me pasó con la mía, prefiere estar tranquila unos días. Pero nos alegramos muchísimo.

¿Sabe cuánto va a estar al final de baja por maternidad?

- No, lo siento, no tengo ni idea. Es una decisión personal y seré una de las personas que se enteren, pero como tantos otros.

''Ministra, tu equipo de protocolo te desea lo mejor''

¿Cuáles han sido las consultas más frecuentes de Chacón respecto al protocolo?

- Sobre todo se refieren al ceremonial militar, pero como cualquier ministro cuando llega. Lo primero que hace nada más llegar al ministerio, es tomar posesión en una ceremonia castrense y hay que explicársela, claro. Entonces, tanto el ministro saliente Alonso como un servidor, estuvimos a su lado para explicarle cómo era la ceremonia. E incluso charlamos el día anterior por teléfono para decirle cómo había que hacerlo y contarle los detalles por si tenía interés en particularizar alguno de ellos. Por cierto, no hizo uso de ese derecho de cambiar nada, simplemente lo dejó como estaba previsto. Y básicamente son las preguntas que hace, porque ella ya ha sido ministra y sabe cuáles son las funciones protocolarias. Esa lección la tenía muy bien aprendida.

¿Y cómo cree que se está desenvolviendo en este campo?

- Sinceramente la veo muy suelta, conociendo su trabajo protocolario en las ceremonias militares. Se lo sabe a la perfección e incluso la he visto en algunas imágenes de televisión cantando las canciones típicas.

¿Cómo ha sido la acogida de las tropas en el exterior?

- Fantástica. La anécdota más curiosa que tengo que contar es lo nada protocolario que es regalar a un ministro de Defensa un muñeco de peluche, o un babero. Detalles de este tipo se los regalaron en Afganistán y en Sarajevo. La gente la recibió muy cálidamente y con esos detallitos, entre lo oficial y particular. Lo hizo el jefe de las tropas, pero en tono cariñoso. Eso dice mucho. Y también se ha acercado algún compañero en el exterior para decirnos: ''¡Qué bonitas las palabras de la ministra!''. He visto alguna lágrima de emoción.

¿El «Por qué no te callas» del Rey a Chávez fue una ruptura del protocolo en toda regla?

- No lo sé, fue una anécdota muy buena de nuestro Rey. Creo que incluso se ganó más cariño con esa salida ibérica. Porque además demuestra que el Rey es humano, que es una persona que en un momento determinado se puede permitir el lujo de decir lo que piensa. Si fue bueno o malo, no soy quién para juzgarlo. Pero fue divertido.