Papa Francisco. ¿Hasta dónde puede salirse del protocolo?

El Papa Francisco quebró el protocolo al besar a la presidenta Dilma Rousseff y tuvo gestos de sencillez que contrastan con la imagen de poder asociada a su cargo.

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Papa Francisco. Presidenta Dilma Rousseff durante la llegada del Papa Francisco en su visita a Brasil. Blog do Planalto

Papa Francisco. ¿Hasta dónde puede salirse del protocolo?

Desde que llegó a Brasil el lunes, el papa Francisco sorprendió al mezclarse entre los fieles con la ventana de su auto baja, quebró el protocolo al besar a la presidenta Dilma Rousseff y tuvo gestos de sencillez que contrastan con la imagen de poder asociada a su cargo.

Los expertos creen que todo eso forma parte de un esfuerzo del Pontífice argentino para "humanizar" la figura del Papa y acercarla más a la gente, una prioridad que ha señalado desde que fue entronizado en marzo.

"La humildad de lidiar con esa función eclesiástica tal vez es lo que conmovió más a las personas: alguien que se define como pastor, obispo de Roma, quiebra aquella imagen de grandeza y de poder", dijo Faustino Teixeira, profesor de Ciencias de la Religión de la Universidad Federal de Juiz de Fora, en Minas Gerais.

"Es una persona que expresa una manera de ser diferente de lo que veíamos en los dos pontífices anteriores y en la imagen de los 40 años anteriores, donde el toque fuerte era la doctrina y la disciplina", agregó el teólogo en diálogo con BBC Mundo.

Sin embargo, esto plantea una pregunta básica: ¿hasta qué punto un papa puede dejar de lado el protocolo, la pompa y solemnidad, para ser menos papa?

Doctrina y gestos.

Por definición, el Papa es el vicario de Jesucristo en la Tierra y jefe de Estado del Vaticano. Su poder es considerado absoluto desde que León I lo ejerció como tal en su papado, entre 440 y 461. Y las enseñanzas de un Papa en materia de fe y moral son consideradas infalibles desde 1870: esto es, sus actos como Pontífice supremo son ajenos al error.

Pero Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia, ha mostrado en estos cuatro meses una forma peculiar de ejercer la función, junto con su énfasis pastoral y en atender a los pobres.

El mismo día en que fue elegido Papa, declinó la capa roja ribeteada con armiño que le ofreció el maestro de ceremonias. "No gracias", cuentan que dijo. "Se acabaron los tiempos del carnaval".

En ocasiones, se ha mostrado reticente a que le besen la mano, un gesto común de las personas ante otros papas y que marca una relación de súbdito ante su figura.

Y, aunque por definición dogmática la infalibilidad también alcanza a Francisco, el 29 de mayo él mismo admitió que "hasta el Papa tiene pecados... y muchos". Sin embargo, agregó, Dios siempre perdona. "El quiere mostrar que existe humanidad detrás de esa perspectiva monárquica, que él puede establecer relaciones humanas con las personas", dijo Edgard Leite, profesor de Historia de las Religiones en la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (UERJ).

Pero afirmó que "hay cosas que la propia función papal, por su realeza, porque un papa es un monarca absoluto, no pueden ser tocadas".

"Poder monárquico".

Por un lado, esos límites tienen que ver con la propia autoridad que Francisco ejerce como jefe de una Iglesia rica y poderosa, representada incluso por reglas protocolares como la ejecución del himno del Vaticano apenas pisó tierra brasileña el lunes.

"Hasta el momento mantiene los límites: parece ir un poco más allá, pero no va", indicó Leite. "Si el Papa preserva en sus manos todo el poder monárquico que tiene, va a seguir siendo Papa, aun cuando sea popular y se mezcle con el pueblo".

La idea de acercarse a la gente tampoco es novedad total de Francisco: la Iglesia, que siente la pérdida de fieles hace décadas, ha procurado hacerlo desde el Concilio Vaticano II de 1959, por ejemplo al permitir misas en la lengua de cada país u organizar más viajes de papas por el mundo, sobre todo en el pontificado de Juan Pablo IIentre 1978 y 2005.

De todos modos, el Papa argentino parece estar midiendo en Rio de Janeiro los límites de esa aproximación al pueblo.

El lunes, cuando su pequeña camioneta Fiat quedó atascada entre fieles en el trayecto del aeropuerto al centro por un error atribuido al conductor, el Papa se mostró tranquilo y mantuvo su ventana baja para saludar a la gente.

Representantes del Vaticano y el gobierno brasileño discutieron el martes la seguridad de la visita y se anunciaron cambios de agenda.

Se decidió que Francisco usaría un vehículo cerrado en vez de un carro abierto para llegar a un hospital de Río este miércoles, aunque se negó que esto tenga que ver con la confusión del primer día.

Pese a la voluntad del Pontífice de evitar que su visita transcurra en un ambiente militarizado, el plan de seguridad movilizó cerca de 30 mil soldados y policías, uno de los mayores operativos para proteger a una sola persona en la historia de Río.

Por otro lado, los expertos opinan que los cambios que Francisco logre en la Iglesia y en la propia función papal dependerán de su pulso con la curia romana, cuyo poder y aversión a los cambios se cree que fueron claves en la renuncia de Benedicto XVI .

"La curia romana no está hecha para este Pontífice" y pondrá resistencia a "todo aquel que quiera quebrar el protocolo tradicional", afirmó Teixeira. Pero agregó que, incluso por su condición de jesuita, Francisco ya comenzó a producir cambios graduales. "No está quebrando totalmente el protocolo", sostuvo, "pero está abriendo espacio para ser diferente".